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1-UNA DEMOCRACIA.
UNA DEMOCRACIA DE BANDIDOS Y EL DEBER DE RESISTENCIA.nro 967.12/5/2010Fuente: Labotellaalmar.
Autor: Cosme Beccar Varela.
correo@labotellaalmar.com
Envío del autor.
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Fuente y envío: newsletter@informadorpublico.com
Por: Mario Cafiero y Javier Llorens.
Los fraudes y defraudaciones en el nuevo canje de deuda de bonos en default.
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3-CARTA ABIERTA.
Fuente y envío: newsletter@informadorpublico.com
CARTA ABIERTA DE LA ASOCIACIÓN DE ABOGADOS POR LA JUSTICIA Y LA CONCORDIA A LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACIÓN.
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1-UNA DEMOCRACIA.
UNA DEMOCRACIA DE BANDIDOS Y EL DEBER DE RESISTENCIA.nro 967.12/5/2010.
Fuente: Labotellaalmar.
Autor: Cosme Beccar Varela.
correo@labotellaalmar.com
Envío del autor.
UNA DEMOCRACIA DE BANDIDOS Y EL DEBER DE RESISTENCIA.
Por: Mario Cafiero y Javier Llorens.
Los fraudes y defraudaciones en el nuevo canje de deuda de bonos en default.
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3-CARTA ABIERTA.
Fuente y envío: newsletter@informadorpublico.com
CARTA ABIERTA DE LA ASOCIACIÓN DE ABOGADOS POR LA JUSTICIA Y LA CONCORDIA A LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACIÓN.
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1-UNA DEMOCRACIA.
UNA DEMOCRACIA DE BANDIDOS Y EL DEBER DE RESISTENCIA.nro 967.12/5/2010.
Fuente: Labotellaalmar.
Autor: Cosme Beccar Varela.
correo@labotellaalmar.com
Envío del autor.
UNA DEMOCRACIA DE BANDIDOS Y EL DEBER DE RESISTENCIA.
Alberdi, llamado el "padre de la Constitución" tenia la siguiente opinión sobre el funcionamiento de la democracia en nuestro país:
"El sufragio de la multitud, donde la multitud es incapaz de sufragar, porque ha mamado la obediencia inerte, no puede producir otro resultado práctico que poner al gobierno del país en manos de los menos dignos, de los más audaces y más hábiles para arrancarles su voto por coacciones y artificios finos, que le dan aire de un sufragio libre, pero que en realidad son votos arrancados por el fraude..., todo país gobernado por la multitud ignorante en las prácticas de la libertad, lejos de tener a su cabeza los mejores hombres del país, tiene infaliblemente los mayores intrigantes y bribones." (J.B.Alberdi, citado por Jorge M. Mayer en su libro "Alberdi y su tiempo", tomo II, página 964) .
Si esta sentencia valía a fines del siglo XIX que es cuando fue escrita, vale mil veces más en los tiempos actuales del peronismo, del radicalismo, de la izquierda que domina la prensa y de los empresarios que se enriquecen asociados con el gobierno de turno.
Mediante la combinación de esos elementos, se ha fabricado un "pueblo" artificial que no tiene ninguna de las cualidades que Pio XII exigía como indispensables en su famoso discurso de la Navidad de 1944 ("Benignitas et Humanitas") para que un pueblo pudiera ser considerado tal y no una masa amorfa dispuesta a secundar cualquier aventurero y a sostener cualquier tirano.
No se piense que los vicios que descalifican a este masa que habita el territorio argentino afectan sólo a los más ignorantes y a los más pobres. Por el contrario, son las notas distintivas de las clases superiores, integradas por la gente con cierta cultura y cierta suficiencia económica y más arriba por las que tienen una cultura superior y fortunas considerables o más que suficientes.
Esta masa no es un pueblo. Es un conglomerado de apátridas "se ne fregan" en la Patria y lo único que les importa es pasarlo lo mejor posible, cada uno con lo que tenga (casi nada, poquísimo, poco, suficiente o mucho) y con lo que pueda robar a otros. Porque hay que admitir, con vergüenza, que el latrocinio se ha generalizado en la argentina (con minúscula) con el mal ejemplo que baja desde lo más alto del poder hasta lo inferior de la plebe. (Nota: aclaro que llamo "plebe" no a los pobres sino a los individuos insolentes, violentos, vagos y proclives al delito que tiranizan a los pobres y se venden a los corruptos con poder. Los pobres son las primeras víctimas de la plebe porque tienen menos posibilidades de defensa).
Alberdi se contradecía porque por un lado era liberal y por el otro se daba cuenta de que era imposible conseguir que los mejores gobernaran si, por principio se declaraba que todos somos iguales, siguiendo el lema de la revolución francesa: "liberté, egalité, fraternité". Si todos somos iguales, cualquier patán o, peor, cualquier asesino o ladrón no condenado puede ser presidente, senador, diputado, ministro, juez, etc. etc.
Alberdi creyó que con el art. 16 e la Constitución podía impedirlo exigiendo el requisito de la idoneidad para ejercer cualquier cargo público. Pero como han sido siempre los bribones quienes han gobernado, éstos han reformulado el artículo en los términos de mi pequeño ensayo titulado "Constitución sincera de la Nación Argentina". Según eso, el texto del art. 16 que en realidad se aplica dice así:
"Art. 16. La Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento, ni títulos de nobleza. Sólo admite la superioridad indiscutible de los integrantes de los grupos de los poderes político, empresarial y periodístico que se mueven en ambientes inaccesibles para el vulgo. Todos los habitantes son iguales ante la ley de la desventaja y admisibles en los empleos que los poderosos quieran darles, sin otra condición que la veleidad de estos últimos, siendo la idoneidad del aspirante totalmente innecesaria y aún contraproducente …."
(Si quiere leer el texto íntegro de la "Constitución sincera de la Nación Argentina" lo encontrará en la sección "Documentos" de "La botella al mar").
De hecho, poco después de sancionada la Constitución de 1853, reformada en 1860, en la Argentina no existía democracia ni nada que se le parezca. La masonería liberal monopolizaba el poder descaradamente y como para muestra basta un botón, en 1868, en la elección de Senadores y Diputados que tuvo lugar en la ciudad de Buenos Aires, que ese año tenia 300.000 habitantes, sólo se habían registrado para votar (el voto era voluntario) 2.500 ciudadanos y de éstos, sólo votaron 733 resultando electos senadores el Sr. Aurelio French con 217 votos y el Sr. Juan A. Areco con 124 votos y diputados, el Sr. Ceferino Araujo con 266 votos y el Sr. José Tebaca con 126 votos (conf. “Visiones de la Gran Aldea” de Ismael Bucich Escobar ( alias Martín Correa), pags. 122 y 123).
¿Quién se acuerda de esos French, Areco, Araujo y Tebaca? ¿A quién representaban esos “demócratas”? El mismo autor citado asegura que sólo a los comités que los indicaban como candidatos y que se ocupaban de llevar los votantes a las urnas. O sea, era más o menos como ahora, es decir, no representaban a nadie.
* * *
¿Cual es, entonces, la solución política del país cuya putrefacción viene de hace mucho más tiempo que el que suponemos? ¿Estamos condenados a ser siempre dominados por los mayores "intrigantes y bribones" del país, hoy aglutinados en la "dirigencia" corrupta e inepta que monopoliza el poder?
Hay muchos argentinos de bien que aborreciendo la degeneración política en que vivimos creen que no hay ninguna solución dentro del sistema republicano y, sin decirlo, creen que algún día las FFAA resolverán tomar el poder, como ya lo han hecho otras veces.
Y dejan de decirlo no por prudencia ni por "secreto operacional", sino porque saben perfectamente bien que esa posibilidad no existe, entre otras razones porque las FFAA ya no existen y los uniformados que ocupan el lugar de ellas, al menos en sus altas jerarquías, no son dignos de ser llamados "militares".
La verdad es mucho peor que eso. La verdad es que los "golpes militares" no han servido nunca -salvo el de 1955 y sólo por un mes y medio- para resolver la desgracia política argentina. No doy nombres para no herir susceptibilidades pero sí digo que los gobiernos militares demostraron padecer por lo menos dos defectos fudamentales:
1) Sus jefes no tenían formación intelectual suficiente como para gobernar y creían que el país era como un enorme cuartel al que había que mantener en orden de la misma manera que un cuartel. Regía aquel lema espantoso que he oído muchas veces con la misma indignación con que lo recuerdo ahora: "El jefe tiene razón y más cuando no la tiene".
Consecuenemente, los gobiernos militares sólo oían la opinión de sus amigos (generalmente de las logias) y la de los políticos que habían desplazado con sus respectivos golpes de Estado. La oposición era silenciada o ignorada. No permitían que se organizara un movimiento político de inspiración católica porque si bien algunos de ellos eran clericales no eran católicos de formación. Tampoco les interesaba aconsejarse con los mejores. La consecuencia de todo esto fue que siempre acabaron devolviéndole el poder a la "dirigencia" corrupta e inepta, principalmente peronista y radical la cual, como los demonios expulsados de un poseso que menciona el Evangelio, volvía peor y con un mayor número de bandidos.
2) Excepto el de 1955, los demás golpes carecieron de motivos realmente graves como para tomar el poder por las armas.
Es verdad que las FFAA deben lealtad primero a la Patria, a sus tradiciones y a la Constitución y en segundo lugar al gobierno establecido. Por ejemplo, las FFAA no podrían permitir que se instale un gobierno comunista que persiga al catolicismo y viole sistemáticamente la Constitución, pisoteando sus instituciones, derechos y garantías. Y aún así, cuando se decidan a impedirlo, deben asegurarse que podrán entregar el poder cuanto antes a un gobierno constitucional justo.
Ahora bien, salvo en 1955, en ninguna de las otras revoluciones militares que he vivido se cumplieron esas condiciones. Y las catástrofes resultantes fueron mayores que los males que supuestamente quisieron impedir.
Creo que la razón de que esto haya sido así es que, en realidad, las FFAA eran un partido político armado, con los mismos defectos que los que integran la "dirigencia" corrupta e inepta.
No nos olvidemos que Perón era militar y que surgió dentro de un golpe militar y que si no hubiera sido así jamás hubiera podido crear el peronismo, causa principal de nuestra degradación política.
* * *
En vista de esto, ¿cual es la solución? ¿Cómo salimos de esta decadencia mortal en que estamos sumidos? ¿Cómo podemos hacer para recuperar la Argentina restableciendo la Justicia mediante una clase dirigente de verdaderos patriotas honestos, capaces, justos, laboriosos, responsables y valientes?
Lo primero que debe decirse es que ese ideal y cualquiera sea el camino que tomemos, no se conseguirá sin sangre, sudor y lágrimas. Tal vez no sea sangre en el sentido literal de la palabra (aunque dudo que quienes hoy han usurpado el poder se dejen desplazar sin derramarla), sino en su sentido metafórico de dolor, sacrificio, cansancio y riesgo. Y de eso habrá mucho.
Lo segundo y más importante es que antes de pensar en cómo se hará deben reunirse aquellos que lo harán. De las entrañas de la Nación moralmente exhausta deben surgir los argentinos de bien que digan "¡Presente!" y pongan manos a la obra.
La Constitución de 1853 garantiza el derecho de asociación (art. 14) y debe ser aplicado para reunir a esos patriotas con un objetivo cívico de salvación nacional. No podrá ser un partido político porque la "dirigencia" ha hecho imposible su formación, pero no pueden impedir que nos asociemos con la intención política de acabar con esta tiranía e instaurar un gobierno justo.
La misma "dirigencia" corrupta e inepta, en la farsa reformatoria de 1994 ha incluido un art. 36 que otorga el derecho a la ciudadanía, en forma directa, sin intermediación de partidos ni de FFAA, de resistir contra todo "acto de fuerza" que se cometa.."contra el orden constitucional".
¿Y que esta tiranía sino una constante violencia ejercida contra la Constitución, la religión, la moral y el Código Penal? Y cuando el art. 36 dice "resistencia" no pone condiciones ni límites, pensando sin duda en que si hubiera un "golpe militar" contra esta tiranía los grupos armados irregulares que está organizando desde hace mucho tiempo quedarían habilitados para restablecerla por la fuerza.
Pero ese "derecho de resistencia" del art. 36 autoriza -aunque sus pérfidos autores no lo hayan pensado-, también a los argentinos de bien a liberar la Patria de esta tiranía por todos los medios lícitos a su alcance.
Habrá que buscar esos medios, de los cuales el primero será la propia calidad humana de los patriotas resistentes. Sin duda existen y se encontrarán. Dios y la Virgen de Luján, Patrona de la Argentina, nos ayudarán si lo intentamos, pero sólo si lo intentamos.
Cosme Beccar Varela
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2-Corrupción .
Fuente y envío: newsletter@informadorpublico.com
Por: Mario Cafiero y Javier Llorens.
Los fraudes y defraudaciones en el nuevo canje de deuda de bonos en default.
La regla de oro de los especuladores financieros es invertir en bonos cuando hay un bajo potencial a la baja en el presente, y un alto potencial de subida a futuro. El riesgo del negocio reside en que lo que es probable que suceda, puede no suceder. A menos que el inversor posea información privilegiada. Allí el riesgo es casi nulo y las ganancias concretadas en un pase de papeles se tornan fabulosas.
¿Quiénes podrían saber que el gobierno y el Congreso argentino iban a abrir la ley cerrojo que impedía toda negociación con los bonistas por los bonos en default?
¿Quienes compraron esos bonos “basura”, o mejor dicho “tirados por ley a la basura”?
¿Cuánto es el monto de la diferencia en miles de millones de dólares que van a realizar?
¿Por qué se efectúa esta absurda mejora en la oferta del canje en relación a la del año 2005, a favor de los fondos buitres que compraron bonos en default, que está prohibida por la ley?
¿Qué funcionarios están involucrados?
¿Qué responsabilidad tienen los legisladores nacionales que votaron la ley de suspensión del cerrojo?
¿Esconde subrepticiamente este canje un hipercanje de los bonos del 2005 que luego resultaron perjudicados por el CER del INDEK?
Este informe intenta dar respuesta a estos interrogantes.
En primer lugar para conocimiento del pueblo que debe saber de qué se trata; porque es el que a la postre pagará esta nueva fiesta financiera. (Propia del festival de bonos, canjes, megacanjes, e hipercanjes, en el que venimos sumidos desde décadas atrás, y yendo siempre para atrás).
Asimismo constituye información probatoria de delitos que la Justicia penal debería investigar rápido y a fondo. (Virtudes que con respecto los asuntos financieros no ha tenido nunca).
Y por último es un llamado de alerta al Congreso para que impida que se concrete este nuevo latrocinio a los bolsillos de los argentinos, relacionado con la sempiterna cuestión de la deuda. (La cual es una atribución directa del Congreso, que siempre se ha encargado de incumplirla).
Lamentablemente para los argentinos, el gobierno (el Congreso y el Poder Ejecutivo) parecen haber concretado en beneficio ajeno la picardía del viejo Vizcacha del Martín Fierro, de escupir el asado (o los bonos en default) para que luego los fondos buitres se los comieran. Alzándose con una ganancia del orden de los 3.500 millones de dólares. Y como si ese banquete no fuera suficiente para los bancos y fondos buitres agasajados en él, el menú viene aderezado con un recanje de los bonos emitidos en el 2005, para pasar deuda interna en pesos ajustada por CER, a deuda externa en dólares con altos intereses por un monto de 6.000 millones de dólares.
Otro enorme negociado en la cuestión de la deuda y van....
Mario Cafiero y Javier Llorens.
Para leer o bajar el Informe: "Los fraudes y defraudaciones en el nuevo canje de deuda de bonos en default (PARTE I)" Mayo 2005:
http://proyectonacional.files.wordpress.com/2010/05/fraudes_y_defraudaciones_reapertura_canje_bonos.pdf
Para leer o bajar la: Denuncia penal presentada ante la Justicia Federal el 12/05/2010 por el Dr. Ricardo Monner Sans, Mario Cafiero y Javier Llorens (CAUSA Nro. 6197/2010, Juzgado Nro. 5 Fiscalía Nro. 2):
http://proyectonacional.files.wordpress.com/2010/05/denuncia_penal.pdf
InformadorPublico.com.
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3-CARTA ABIERTA.
Fuente y envío: newsletter@informadorpublico.com
CARTA ABIERTA DE LA ASOCIACIÓN DE ABOGADOS POR LA JUSTICIA Y LA CONCORDIA A LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACIÓN.
Buenos Aires, 28 de abril de 2010.
Señor Presidente de la
Excma. Corte Suprema de Justici.
Dr. Ricardo Luis Lorenzetti .
Palacio de Justicia .
De nuestra consideración:
El pasado 7 de abril solicitamos formalmente una entrevista a ese Alto Tribunal, para dar cuenta de la fundación de nuestra Asociación Civil Abogados por la Justicia y la Concordia, ocurrida el 12 de agosto de 2009, que hoy integramos más de trescientos abogados pertenecientes al foro de la ciudad de Buenos Aires.
Hasta hoy no hemos recibido respuesta, e interpretando el silencio del excelentísimo Tribunal, como una declinación tácita a la posibilidad de recibirnos, nos dirigimos públicamente a usted y, por su intermedio, a los demás ministros del cuerpo, para expresar de este modo lo que habríamos manifestado en su despacho de haber sido recibidos.
Nos hemos asociado, señor Presidente, porque la Justicia está desvirtuada y la Concordia desconocida. Como abogados, tenemos el deber, que surge de nuestro juramento profesional, donde a través de la Constitución nos comprometemos a “afianzar la justicia”, de que ella pueda, así, alcanzar su objetivo que es dar a cada uno su derecho. Como ciudadanos, tenemos el deber de procurar la concordia, la “paz interior”, bien común fundamental de cualquier sociedad política.
Desde luego, señor Presidente, cuando estamos a punto de celebrar los doscientos años de gobierno propio, podemos rememorar también las muchas ocasiones en que justicia y concordia fueron vulneradas entre nosotros. También sabemos, señor Presidente, y saben usted y los ministros de este excelentísimo Tribunal, qué papel airoso o desgraciado pudo caberle a la administración de justicia en la instauración, mantenimiento o condena de aquellas vulneraciones. A nuestra Asociación le preocupa, señor Presidente, la situación actual de injusticia y enemistad interna, que también –seguramente- desvela a ese Alto Tribunal. Nos inquieta, señor Presidente, la instauración, a través de fallos dictados por este Tribunal, a partir del año 2003, de una suerte de derecho de dos velocidades, donde las garantías básicas contenidas en la constitución, que este mismo cuerpo proclamó hace ciento veintitrés años “arca sagrada” y “palladium de la libertad”, valen para unos y resultan absolutamente ineficaces para otros. A través de los precedentes “Arancibia Clavel”, “Lariz Iriondo”, “Simón” y “Mazzeo”, a los militares y fuerzas de seguridad, empleados para combatir el terrorismo que asoló a la Argentina en la década del setenta, se les han negado derechos y principios que rigen desde siempre para todos los ciudadanos, que, en enumeración no taxativa, pasamos a exponer: Se ha desconocido el principio de legalidad, siendo estos ciudadanos juzgados por delitos llamados de “lesa humanidad” que no existían como tales al momento de los hechos, y que todavía no han recibido tratamiento legislativo para que se los defina como a todo delito, evitando así el caos interpretativo que impera actualmente, y su consecuente utilización con fines políticos contra adversarios del poder de turno. Delitos o agravantes que no estuvieron ni están en el Código Penal, sino en un Tratado Internacional ratificado con posterioridad a los hechos, cuya aplicación retroactiva está expresamente prohibida en su artículo 24 al igual que en la Constitución Nacional.
Se han desconocido también, y solo a ellos, el instituto de la prescripción de la acción penal, de la cosa juzgada, del non bis in idem y de la aplicación de la ley penal más benigna.
Se ha invocado dogmáticamente la costumbre internacional como sucedáneo de la ley penal escrita, sin tener precedentes de esa costumbre y atribuyéndole fuerza imperativa.
Se le han quitado al Congreso de la Nación y al Poder Ejecutivo los dos instrumentos que la Constitución les otorga para cumplir el mandato de “afianzar la paz interior”, revisando e invalidando, los indultos y las dos leyes de amnistía dictadas por el Parlamento, llamadas de “obediencia debida” y “punto final”. Y solo a ellos.
Sólo a ellos no se les aplica “el plazo razonable” para su juzgamiento consagrado por el Pacto de San José de Costa Rica, y se les agravan las condiciones de encierro, manteniendo prisiones preventivas por tiempo indefinido y a personas que superan los setenta años, edad en que los jueces deben conceder la prisión domiciliaria. Las cárceles no deben ser instrumentos de tortura y no están preparadas para recibir ancianos ni enfermos, ello ha generado decenas de muertos en cautiverio.
En virtud de la conculcación de los principios apuntados hay más de setecientos presos políticos, y, también como consecuencia de ese desvarío, podemos afirmar que todos los ciudadanos estamos en libertad condicional. Abandonar la legalidad para alcanzar lo que algunos creen que sería justo, significa la destrucción del sistema civilizado de convivencia. Ningún ciudadano debiera consentirlo y ningún hombre de derecho dejar de denunciarlo.
Entienda el señor Presidente, entiendan los señores ministros, que nuestra Asociación no es un grupo de presión, como otros que pululan, para continuar librando la desgraciada contienda de los años 70 bajo registro forense. A nosotros nos mueve, repetimos, nuestro deber irrevocable de abogados y nuestra obligación primaria de ciudadanos por la Justicia y la Concordia. No exaltamos retrospectivamente los crímenes de unos u otros ni propiciamos repetir hoy las demasías de ayer, como grupos de presión que, convertidos en parásitos de la curia, lo hacen a diario. No intentamos, tampoco, legalizar en actas judiciales una versión sesgada de la historia, haciendo que los jueces no juzguen personas sino que juzguen el pasado, como también oímos repetir diariamente. Queremos recuperar un derecho que dé a cada uno lo suyo sin negar a nadie, por razones ideológicas, lo suyo correspondiente, y queremos recuperar la paz interior para poder, con espíritu de misericordia, acariciar cada herida del pasado y retirar la mano seca, en lugar de dejarlas sangrar a designio.
Esto es lo que queríamos plantearle en la audiencia que oportunamente solicitamos. De todos modos, señor Presidente, sea en su despacho o aquí, en la vereda de nuestro Palacio de Justicia, tenga en cuenta que hay una Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia que no cejará en alcanzar sus objetivos; que a cada iniquidad y a cada desunión, opondrá el derecho; y que estará recordando continuamente a los jueces, el principio clásico de que peor que sufrir una injusticia es cometerla.
No se nos escapa, señor Presidente, señores ministros de la Corte, que están sufriendo ustedes, en este momento, inicuas presiones por parte del Ejecutivo, de miembros del Legislativo y de los grupos de presión que recordábamos más arriba, esto es, de todos aquellos que pretenden convertir la justicia en su propia venganza y la paz en el regodeo de su triunfo. No contentos con haber conseguido en los estrados la negación del derecho para sus enemigos, ahora van por más.
No dude, excelentísimo Tribunal, que esta Asociación está a su lado frente a este intento de subyugación, precisamente porque están en juego la justicia y la concordia. Estamos a su lado, aunque sea en la calle.
Dios guarde a V.E.
Mariano Gradin .
Secretario.
Alberto Solanet .
Presidente .
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