jueves, 27 de agosto de 2009

1-LA FALACIA y 2 CUANDO LOS PUEBLOS…..

1-La falacia :

ad hominem consiste en intentar descalificar personalmente a un adversario, en lugar de refutar sus afirmaciones. Una falacia ad hominem tiene esta estructura:

1. A afirma algo;
2. Hay algo cuestionable acerca de A,
3. Por tanto, lo que dijo A es falso.

El argumento ad hominem es una de las falacias lógicas más conocidas. Tanto la falacia en sí misma como la acusación de haberse servido de ella se utilizan como recursos en discursos reales. Como una técnica retórica, es poderosa y se usa a menudo —a pesar de su falta de sutileza— para convencer a quienes se mueven más por sentimientos y por costumbres acomodaticias que por razones lógicas.

La presencia de un argumento Ad Hominem no implica nada sobre el valor de la afirmación en sí, sino sólo de que la argumentación empleada es incorrecta.

El hecho de que una afirmación sea descalificada mediante una argumentación ad hominem no implica automáticamente que dicha afirmación sea verdadera, ya que ello constituiría otra falacia. Por ejemplo:

"Mi vecino afirma que 2 + 2 = 4.

Mi vecino es un tonto que no sabe nada, entonces 2 + 2 no debe dar por resultado 4".

Efectivamente, 2 + 2 da 4, pero nada tiene que ver en ello lo que el vecino afirme o deje de afirmar.

Ahora veamos:

La peor hora de Kirchner

Por Marcos Aguinis

No es bueno hacer leña del tronco caído, suelen decir los sabios. Pero en la Argentina hierve esa tentación. Néstor Kirchner se ha obstinado en provocar tanto daño a nuestra institucionalidad para mantener su hegemonía, que resulta difícil contener la catarata de fobia que ya suscita su sola presencia.

Ahora es necesario mantenerse atentos contra los embates ciegos que nazcan de su rabia. La Argentina necesita gobernabilidad, paz interior y medidas consensuadas para hacer frente a los monumentales problemas que se alzarán en el futuro próximo.

Para ordenar el cúmulo de temas que inspira la severa derrota sufrida por el oficialismo y las consecuencias que colorean el horizonte, empezaré por el protagonista central de la batalla que tuvo lugar en el reciente comicio: Kirchner.

Es un hombre que apareció en la política pocos años después de haberse recuperado la democracia.
Antes había tenido una pálida e irrelevante participación en los movimientos de la izquierda comandada por Montoneros y luego se escondió en la remota Santa Cruz con su reciente título de abogado para hacer fortuna mediante la ejecución de hipotecas.

Como es sabido, la ejecución de hipotecas suele terminar con el arrebato de heladeras, muebles y hasta casas de quienes no pueden pagar sus deudas.
Ahí no funcionan los principios de la clemencia ni de la justicia social. Lo acompañó en este trabajo su esposa Cristina Fernández.

Para evitar cualquier riesgo –o quizás por oportunismo- jamás firmó él ni ella un solo habeas corpus para defender a alguien perseguido por la dictadura, y esto marca una notable diferencia con numerosos profesionales que en aquel tiempo se jugaron la vida en favor de sus semejantes.

Además, cultivó buenas relaciones con los oficiales destacados en Río Gallegos, lo cual no implica delito, sino un asombroso contraste con el odio que luego lo invadió contra todos los uniformados y hasta la misma institución nacional de las Fuerzas Armadas.

Se convirtió en un hombre muy rico. Le importaba aumentar de forma continua su patrimonio.
Se le arraigó la cultura de la especulación y nunca entendió la cultura de la producción.

Para él uno acumula cuando quita algo a otro, no cuando invierte, pierde, vuelve a invertir, suda, persevera y obtiene finalmente una ganancia.

Se le consolidó una incomprensión ciega hacia el campo –que no conoce- y todo tipo de producción vinculada con el riesgo y la limpia competencia –que jamás practicó.

Fue intendente y más adelante gobernador. Como gobernador desarrolló todos los males que reproduciría en mayor escala como Presidente.

Recuerdo que antes de asumir fue publicado un artículo de investigación periodística sobre "El feudo de Santa Cruz". Ahí se denunciaba el autoritarismo desembozado de Kirchner y su voracidad por el poder absoluto.

Había modificado la Constitución provincial para llegar a ocupar el sitial de gobernador durante tres períodos seguidos.
Cuando le entregó el mando a su sucesor, porque debía partir hacia la Capital Federal como Presidente, dijo que "le prestaba" la provincia.

Si es un chiste, como todo chiste –lo sabemos desde Freud- carece de inocencia.

Modificó el Tribunal Supremo para que no le condicionara sus caprichos. Manipuló a la prensa. Hizo difícil la vida de los opositores. Convirtió a su esposa en senadora de la Nación. Y zalamereó a Carlos Menem como "el mejor Presidente argentino" para obtener sus favores.

Hacia el ocaso de Menem empezó a manifestar junto con Cristina, cierto aire diferencial, con la vista puesta en los nuevos y aún inciertos tiempos que se venían. Ese artículo de investigación molestó mucho al matrimonio, que no estaba acostumbrado a recibir críticas y jamás se había mirado en el espejo.

Como Presidente aumentó su tendencia a la crueldad y el arrebato. Abofeteó a diestra y siniestra. No hubo casi sector que no recibiese sus agravios: inversores extranjeros, Fuerzas Armadas, jueces, periodistas y medios de comunicación, empresarios nacionales, políticos opositores.
Sólo se cuidó con los sindicatos. Y pretendió convertirse en el adalid de los Derechos Humanos mediante la alianza con figuras lamentables como Hebe de Bonafini y la persecución excluyente de militares, sin ocuparse de los delitos de lesa humanidad realizados por organizaciones terroristas, como determina la Corte Penal Internacional.

En síntesis, creció exacerbando el odio entre los argentinos, un mal de larga tradición que había comenzado a ceder a partir del Preámbulo constitucional que recitó Alfonsín en su campaña y los esfuerzos por ajusticiar sólo a los principales responsables de la tragedia vivida por nuestro país, con el deseo de llegar a un nuevo Acuerdo de San Nicolás (que se adelantó en un siglo a los Pactos de la Moncloa ).

El objetivo era poner las máximas energías en el futuro, no en el pasado.

Kirchner, a la inversa, procuró que vivamos en el pasado, cargándonos de resentimiento e insatisfacción, para mandarnos con su omnipotente voluntad. Y mantenernos ciegos ante el futuro. Por eso jamás expresó un sueño sobre la Argentina ni puso en marcha ninguna política de Estado.

Consiguió transformarse en la figura central del país. Llegó a ser casi un rey absolutista, para quien no hay diferencias entre su persona, el Estado y el gobierno.

Jamás reunió al gabinete, ni respondió a preguntas de la prensa, ni dialogó distendido con nadie que pensara de otra forma.

Manipuló directa e indirectamente a la prensa , que quedó prisionera de la pauta publicitaria oficial; logró que amigos obsecuentes se adueñasen de diarios, revistas, radios y canales de TV.

Creó el "capitalismo de amigos" mediante privilegios a quienes estaban dispuestos a ser sus socios, o cómplices, o testaferros, o donantes.

Compró diputados, como el sonado asunto de la "borocotización".

Marginó al peronismo para ensayar la transversalidad y luego, al percibir su fracaso, se apoderó del partido, aunque ya no era el partido de otros tiempos.

Tuvo la desfachatez de designar a su sucesora en la Presidencia de la Nación como si viviésemos en una monarquía, sin siquiera simular algo parecido a una elección interna.

Y esa designación traía el pecado del más arcaico nepotismo.

Convirtió a la Argentina en un país desconfiable y oscilante. Que en la Cumbre de las Américas ayudó a la fabricación de una Anti-cumbre comandada por el monigote de Hugo Chávez.
Se rodeó de funcionarios corruptos. Transformó al Consejo de la Magistratura en el patíbulo donde se degollaría a jueces y fiscales que se atreviesen a juzgar los desaguisados del gobierno.
Hubo escándalos en cadena que no se esclarecen: los cientos de millones de los fondos de Santa Cruz aún sumidos en el misterio, el caso Skanska, los maletines de Antonini Wilson para la campaña de Cristina, el bolso de la ministra de Economía, los negocios de Jaime, los negocios de De Vido, los negocios del juego, las irregulares compras de tierra en el Calafate, y otros numerosos asuntos que deberían ser motivo de serias investigaciones y sanción.

Por fin, llegamos a los recientes comicios parlamentarios. Insisto: parlamentarios.

Pero Kirchner quiso hacer de ellos un plebiscito que le inyectara más fuerza a su autoritarismo insaciable.
Con el propósito de saltearse la atmósfera negativa que reinará en el segundo semestre de este año por el aumento de la inflación y el descalabro financiero que padecerán todas las provincias, él decidió efectuarlas seis meses antes.

Pero, además, se le ocurrió una idea que será incorporada al Libro Guinness de los hechos extraordinarios: las candidaturas testimoniales. Asombroso.

Es un agravio no sólo a la Constitución , sino el principio más antiguo del acto comicial.

Se trata de un absurdo irrefutable que alguien se presente como candidato para un cargo público, que deberá ser refrendado por el pueblo, con el propósito de no asumirlo. Cosa semejante no se ha visto en el mundo. Es propio de un sainete.
El sainete en que Kirchner convirtió a estas elecciones para ganar a toda costa.

Inclusive obligó al gobernador de la provincia de Buenos Aires, la más poblada del país, a violar un artículo de su misma constitución, cosa que en un país serio alguna vez deberá ser debidamente castigada.

Si Kirchner pudo cometer semejante mamarracho con el gobernador, no iba de dejar de exigirle la misma desvergüenza a los intendentes, forzándolos a ser también candidatos testimoniales.

Pese al "clientelismo" que llevó a su pináculo con regalos, inauguraciones y re-inauguraciones, besos a cualquier humano o cosa que se le pusiera delante, forzar su risa, sonrisa y tono de voz sereno tan lejanos de su carácter, ¡perdió en todas partes!

No sólo en la provincia de Buenos Aires, el único reducto que le permitiría presentarse como ganador aunque se le esfumase la mayoría en el Congreso, sino en su natal Santa Cruz.

Pero una ofensa mayor se la abofetearon los intendentes a quienes había exigido presentarse como testimoniales, porque hubo demasiados cortes de boleta en la que los ciudadanos perdonaban el pecado de los intendentes, pero no quisieron votar por Kirchner.

Ya corren rumores de que en el mismo Hotel donde esperaba los resultados, su mentalidad paranoide comenzó a calificarlos de traidores. Gritaba enfurecido y ordenó apagar el aire acondicionado para que se fuese la prensa, porque no quería hablar.

Lograron tranquilizarlo un poco y hacerle entender que debía hablar, aunque ya eran más de las 2 de la madrugada. Su discurso amargo fue aceptable. Y prometió ayudar a la gobernabilidad. No dijo, claro, que esa gobernabilidad dependerá de un cambio de estilo: respeto, diálogo y consenso.

Pese a su derrota, Néstor Kirchner será diputado de la Nación. Si aún queda un poco de racionalidad en la filas del peronismo (ahora más dividido que nunca), es difícil que lo conviertan en jefe del bloque oficialista.

Seguro que habrá tironeos y muchos sobornos en danza para conseguirlo. Pero quizás esa primera minoría, pese a maniobras de todo color, sufra pronto numerosas deserciones.

La lealtad peronista sólo dura mientras dura el poder de un determinado jefe. Cuando ese jefe es cambiado por otro, se produce un acelerado reacomodamiento.

¿Acaso en los ´90 no eran todos menemistas? ¿Acaso después no fueron duhaldistas?

La ciudadanía debe contribuir a la paz interior. No dejarse seducir por llamados a la violencia, vengan de donde vengan. Es necesario que enfrentemos los problemas que nos deja la gestión kichnerista con la esperanza de poder superarlos.

Enviado por : Lucio Catano.

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2-Cuando los pueblos se levantan los tiranos se aterran y caen.

Por Eleonora Bruzual

Los venezolanos tenemos al miedo como parte de nuestra cotidianidad. Todos sin distingo sentimos un miedo real que condiciona nuestras vidas y nos está enfermando. Pero se impone decir que si los demócratas, la gente normal, los que queremos recuperar el país para la pluralidad política, la amplitud, el respeto a la disidencia, la vuelta a la soberanía, a la paz, sentimos miedo, el esbirrato chavista está aterrado. Chávez está aterrado y con él los que necesitan de su permanencia en el Poder para no responder por los crímenes que han cometido y cometen, crímenes que van desde haber generado muertes y violencia infinita, hasta depredar el Tesoro Público y entregado el patrimonio de todo un pueblo a un tirano extranjero y sus siniestros amanuenses, hoy mantenidos con recursos económicos que no volveremos a tener y que significan el mayor robo que a esta nación haya hecho gobierno alguno.

Están aterrados los traidores, los malandros empoderados. Desde el gran gorila hasta el último adulante están aterrados. Verlos desgañitarse gritando amenazas, calificando de vendepatrias a los que no aceptamos sus imposiciones nos devela el grado de terror que los domina. La esbirra que preside ese parapeto infame llamado Asamblea Nacional, copia al carbón de la guarida que en la Cuba castrista se presenta como legislativo y no es sino el reducto de los sirvientes que corean las órdenes del tirano, mientras una marcha hermosa, multitudinaria, corajuda recorría Caracas, ella frente a puñados de sicarios, movilizados a punta de dinero y ofrecimientos que van desde una franela roja, pasando por una botella de alcohol hasta la promesa del goce de la impunidad para golpear, robar y matar, se descompone de terror y arremete contra la mayoría, y sin control, también mete a Obama en sus histerias.

No pueden abrir cámaras y mostrar multitudes… Los canales dominados por el déspota tienen que presentar tomas cerradas y limitarse a mentir sobre las invisibles “Multitudes” Grupitos movidos a punta de soborno y alimentados de odio toman las inmediaciones de esa Asamblea Nacional, donde se le está prohibido a los venezolanos llegar. La exclusión del gran gorila es palpable. Ningún venezolano puede hacer efectivo el derecho a la protesta… Por eso apostan bandas de malandros, muy poco numerosas pero infinitamente violentas y con ellas pretenden decir que todo el país les apoya ese exabrupto al que llaman Ley Orgánica de Educación, hecha en la Cuba castrista y traída para buscar romper el sentimiento libertario de un pueblo que desconoce las pretensiones de un militar golpista y pendenciero decidido a robarnos el país completo, con sus recursos, sus derechos… Robarnos Venezuela secuestrando el futuro al ideologizar a nuestros niños y jóvenes, haciendo de ellos los “Siervos nuevos” que den loas al tirano y se mueran de miedo ante sus amenazas…

La esbirra Cilia Flores muestra el terror ante las calles vueltas a tomar por los demócratas… No puede sino llamarnos apatridas… Lo dice la que alguna vez será juzgada junto con su amo por haber traicionado a la Patria… También aparece otra de las sirvientas del gran gorila: Luisa Ortega Díaz, la fiscal del horror, la que pretende sembrarnos el terror que ella siente porque se sabe poseedora de todas las culpas… Cree podernos amedrentar cuando dice que abrirá procedimientos contra los que marcharon. Cree que podrá convencer a alguien que ciudadanos desarmados agredieron a gorilas represores armados hasta los dientes y enloquecidos de odio hacia los que no permitiremos más bota militar aprisionando derechos. Qué decir del terrorista musulmán Tareck El Aissami que ejerce de ministro de la policía y de la justicia del régimen… Cree poder engañar mostrando objetos llevados por ellos mismos a las inmediaciones de la marcha para así justificar la cobarde agresión ordenada contra la gente decente que no se doblega frente al gran gorila y está dispuesta a cortarle su pretensión de eternidad… Antonio Benavides Torres un envalentonado milico de la Guardia de Chávez da su arenga política…

Los infelices comisarios políticos que se presentan como periodistas en Venezolana de Televisión, uno de los canales que el gorila ha secuestrado, alegan como justificación a la violencia oficial, que algunas pancartas de nuestra marcha incitaban a aplicar el 350, que no es más que un artículo de la Constitución que dice textual: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz, y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”…

Desesperados quieren apresar a líderes opositores, quebrar a la gente desapareciendo de la escena a los valientes que enfrentan esta tiranía. En las calles vuelven a escucharse las voces del coraje, las voces que claman libertad.


Fuente: Trinchera
Radio Mambí 710 AM


Enviado por: Lucio Catano


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