martes, 28 de octubre de 2008

Católicos en el espacio público

Algunas veces los políticos católicos erradamente piden abandonar su fe por causa de su obligación a respetar a aquellos de diferente opinión, o para honrar alguna obligación inherente a sus funciones.

Entrevista a Mons. Thomas J. Olmsted

• ¿Cómo definiría una persona laica?
Cuando el Papa Juan Pablo II escribió su obra maestra sobre la vida y misión del laicado la tituló “Christifidelis Laici,” los fieles laicos de Cristo. Con este título dejaba claro que la fidelidad amorosa a Cristo es la clave para dar fruto en el Reino de Dios. Esta es una verdad que se aplica a todo cristiano en la Iglesia, no solamente a los laicos. Jesús dijo (Jn 15,5), “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. Todo aquel que permanece en mí y yo en él dará mucho fruto, porque sin mí nada podréis hacer”.
Laico es todo fiel católico que no haya recibido el Sacramento del Orden y no pertenezca a cualquier estado religioso aprobado por la Iglesia. A través del Bautismo, el laico es incorporado a Cristo y queda integrado en el Pueblo de Dios. El laico juega un importante papel en la vida y la misión de la Iglesia. (cf Lumen Gentium, #31).

• ¿Cuál es la diferencia entre el laico y el clero en la Iglesia Católica?
El clero recibe un carisma especial del Espíritu Santo a través del Sacramento del Orden Sacerdotal. Como tales, diáconos, presbíteros y obispos “ e xpresan y llevan a cabo una participación en el sacerdocio de Jesucristo que es distinta, non sólo por grado sino por esencia, de la participación otorgada con el Bautismo y con la Confirmación a todos los fieles” (Christifideles Laici, #22)
Los laicos, por su parte, se encargan primariamente de asuntos temporales y como tales tienen una especie de “carácter secular”. El laico debe también involucrarse en asuntos ligados al ministerio pastoral, pero solo en cuestiones que no requieran la gracia propia del Orden Sacerdotal.

• ¿Cuál es el papel del laico en la Iglesia Católica?
El Papel del laico es de manera especial el de “ buscar el reino de Dios tratando y ordenando, según Dios, los asuntos temporales”. (Lumen Gentium, #31) Como tales, los laicos, hombres y mujeres, se encuentran en una situación única para llevar su fe a todas las realidades de la sociedad.
Debe recordarse sin embargo, que por estar ligados a los asuntos temporales, cada quien a su manera, ellos participan en la misión sacerdotal, profética y real de la Iglesia, en virtud de su Bautismo y Confirmación.

• ¿Cómo realizan los laicos católicos su llamado a la santidad?
Todo católico recibe de Dios la vocación a la santidad, enraizada en el Bautismo. A fin de responder a este llamado, los laicos, hombres y mujeres, están llamados al “ seguimiento y la imitación de Jesucristo, en la recepción de sus Bienaventuranzas, en el escuchar y meditar la Palabra de Dios, en la participación consciente y activa en la vida litúrgica y sacramental de la Iglesia, en la oración individual, familiar y comunitaria, en el hambre y sed de justicia, en el llevar a la práctica el mandamiento del amor en todas las circunstancias de la vida y en el servicio a los hermanos, especialmente si se trata de los más pequeños, de los pobres y de los que sufren ”. (Christifideles Laici, #16)

• ¿Cuáles son las responsabilidades principales de los católicos consigo mismos?

Los católicos tienen la responsabilidad de aceptar la invitación de Cristo, “Ven y sígueme”. Necesitan someterse amorosamente mientras Él los conduce por caminos de conversión, comunión y solidaridad (cf. Eclesial in America). Igualmente, necesitan formarse a sí mismos en las enseñanzas de la Iglesia para participar activamente en su vida sacramental, y para vivir en coherencia con su fe en Dios. Esta responsabilidad existe para todos los católicos en todos los estados de vida.
Por lo tanto, los católicos deben recordar siempre lo que significa “ la conciencia de ser miembros de la Iglesia de Jesucristo, partícipes de su misterio de comunión y de su energía apostólica y misionera ”. (Christifideles Laici, #64)

• ¿Cuáles son las principales responsabilidades de los católicos hacia sus familias?
El Matrimonio es el fundamento de la familia. La familia, por su parte, es la célula fundamental de la sociedad. Las responsabilidades del matrimonio y de la familia son por lo tanto, de tremenda importancia, no solo para la Iglesia sino para toda la sociedad.
Las responsabilidades de los hombres y mujeres católicas hacia sus familias no serán nunca suficientemente destacadas “El compromiso apostólico de los fieles laicos con la familia es ante todo el de convencer a la misma familia de su identidad de primer núcleo social de base y de su original papel en la sociedad, para que se convierta cada vez más en protagonista activa y responsable del propio crecimiento y de la propia participación en la vida social ”. (Christifideles Laici, #40)

• ¿Cuáles son las responsabilidades de los laicos católicos en la vida pública?
Por el Bautismo, el laico esta llamado a la santidad de vida (es decir, a vivir su fe en Dios en la vida cotidiana). Sus responsabilidades no significan por lo tanto un asunto meramente de piedad personal o devoción, sino que van dirigidas hacia la evangelización de todos y cada uno de los aspectos de la vida.
El laico en la vida pública, tiene la particular responsabilidad de vivir su vocación en vistas a su privilegiado y único impacto en la sociedad. Aquellos que están dedicados al noble arte de la política, por ejemplo, frecuentemente se encuentran en posibilidad de influir las normas sociales en asuntos de real significación, al aprobar o rechazar diversas propuestas legislativas.
Del mismo modo, hay otros en el espacio público, que si bien no sirven en calidad de funcionarios electos, están, no obstante, en situación y capacidad de ir dando forma a la sociedad y a la cultura. Para estas personas, y especialmente para aquellos relacionados con cualquier tipo de medio de comunicación, parte significativa de sus responsabilidades debería ser el vivir su fe promoviendo el bien común en la sociedad.

• ¿Cómo manifiestan los católicos su propia identidad en la vida pública?
Los católicos deben ser siempre respetuosos de la dignidad humana de los demás, incluyendo a las personas de diferente credo, o sin credo alguno. Habiendo dejado esto claro, sin embargo, los católicos no deben temer abrazar su propia identidad ni practicar su fe en la vida pública. De hecho, todo fiel recibe un llamado a evangelizar y compartir la buena nueva de Cristo con el resto del mundo.

• ¿Cuál es la diferencia que deben marcar los católicos en la vida pública?
Hay multitud de maneras a través de las cuales los católicos pueden servir a la Iglesia a través de su aporte en la vida pública. Según cada circunstancia, los católicos están especialmente llamados a contribuir al bien común, a defender la dignidad de todo ser humano, y a vivir como fieles ciudadanos.
En este sentido, el resultado final de lo que suceda está siempre en manos de Dios. El hecho es importante recordarlo cuando un católico se encuentra en una posición de clara minoría e imposibilitado de llevar a cabo el resultado deseable. Es en estas aparentemente desesperanzadoras circunstancias, en las que los católicos ofrecen un testimonio de fidelidad en la vida pública, que Dios frecuentemente utiliza para tocar los corazones y mentes de manera no siempre visible a simple vista.
Es bueno recordar las palabras del Papa Benedicto XVI (Deus Charitas est #35) “ A veces, el exceso de necesidades y lo limitado de sus propias actuaciones le harán sentir la tentación del desaliento. Pero, precisamente entonces, le aliviará saber que, en definitiva, él no es más que un instrumento en manos del Señor; se liberará así de la presunción de tener que mejorar el mundo —algo siempre necesario— en primera persona y por sí solo. Hará con humildad lo que le es posible y, con humildad, confiará el resto al Señor”.

• ¿Cómo se debe entender la separación entre Iglesia y estado?
La separación de Iglesia y Estado es frecuentemente utilizada como excusa para acallar a las personas de fe y desanimarlas a participar legítimamente en el espacio público. La primera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, ciertamente no defiende de modo alguno la separación entre Iglesia y Estado, mas bien defiende la protección de la libertad religiosa de sus ciudadanos. La Constitución tiene como objetivo el permitir a toda persona tener voz en el gobierno, incluyendo a aquellos cuya voz es distintivamente religiosa.
En otras palabras, no existe nada en la Constitución que impida a la persona manifestar su fe en el espacio público.

• ¿Deberían manifestar los católicos la Doctrina de la Iglesia en el espacio público?
Hay ocasiones en las que la intervención de la Iglesia en cuestiones sociales es necesaria. Tal como enseña el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica (#510), La Iglesia interviene emitiendo un juicio moral en materia económica y social, cuando lo exigen los derechos fundamentales de la persona, el bien común o la salvación de las almas”.
En tanto que los Católicos están llamados a manifestar su fe y visión religiosa en el espacio público, están también llamados a respetar la libertad religiosa y civil de todos los pueblos. De hecho, la Iglesia siente profundo respeto hacia los gobiernos seculares que asumen esta protección a personas de cualquier credo, lo mismo que a aquellos sin fe religiosa alguna.
En realidad, la Iglesia no impone su doctrina a los demás en el espacio público. Por ejemplo, no existe cualquier tipo de esfuerzo por parte de la Iglesia para obligar al público a asistir a la misa dominical ni a la recepción de los sacramentos. Sin embargo, la Iglesia experimenta una legítima preocupación respecto a los muchos asuntos de importancia social y coloca su punto de vista a fin de proponer soluciones significativas que promuevan el bien común.

• ¿Cómo responde Ud. a las afirmaciones de que los católicos no deben imponer su punto de vista religioso sobre los demás?
Algunos católicos y otros creyentes se han visto atemorizados hasta el silencio y hasta confundidos por acusaciones de que están imponiendo su moralidad a los demás. Se argumenta que la fe de una persona no debe tener impacto alguno sobre su vida pública.. Esto conlleva al infame síndrome del “Soy católico pero…”! Ciertamente, si la fe personal no impacta en la totalidad de la propia vida, incluyendo las responsabilidades políticas y sociales personales, entonces no se puede hablar de una fe auténtica; sería una impostura, una falsificación.
Una sociedad democrática necesita la participación activa de todos sus ciudadanos, incluyendo al pueblo creyente. El pueblo creyente, el pueblo de fe, se conecta con la realidad en base a aquello en lo que cree, tal como los ateos abrazan asuntos en base a lo que tienen como preciado: luchan por aquello que creen correcto y se oponen a lo que consideran equivocado. Esto no es una imposición sobre la moralidad del otro. Se trata de actuar con integridad. Mas aún, las personas de fe genuina fortalecen todo el tejido moral de un país. El compromiso activo de los católicos en los procesos democráticos es bueno para la sociedad y para su ciudadanía responsable.

• ¿ Los católicos deberían tomar en cuenta su propia fe al momento de votar?
Si se supone que los católicos deben vivir su fe en todas las actividades cotidianas de su vida, es lógico que también lleven en cuenta esa misma fe en el momento de votar. Como se percibe en la enseñanza del Vaticano II, “r ecuerden, por tanto, todos los ciudadanos el derecho y al mismo tiempo el deber que tienen de votar con libertad para promover el bien común ”. ( Gaudium et Spes , #75)
Al prepararse para votar, los católicos necesitan comprender su fe de modo que sus conciencias estén propiamente formadas. Además de esta formación, es importante investigar todos los asuntos importantes y los candidatos que se presentan a la elección. Solo luego de suficiente preparación y oración, es que el católico está plenamente hábil para ejercitar sus responsabilidades como buen ciudadano y emitir un voto significativo.

• ¿Pueden los católicos estar honestamente en desacuerdo en asuntos de política, sociales o culturales?
En el año 2003, La Congregación para la Doctrina de la Fe, publicó un documento titulado " Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política " que señala la existencia de asuntos políticos en los cuales los Católicos pueden estar en desacuerdo. Hay, sin duda, asuntos sobre los cuales los católicos pueden legítimamente discordar, como los mejores métodos para alcanzar una reforma del bienestar o el referido a la inmigración ilegal.
Sin embargo, hay otro tipo de asuntos que son intrínsecamente malos y nunca podrán ser legítimamente apoyados. Por ejemplo, los católicos nunca deberán promover legítimamente o votar a favor de ley alguna que ataque vidas humanas inocentes.

• ¿Qué significa que los católicos deben seguir su conciencia al tomar una decisión moral?
Antes de seguir nuestra conciencia, debemos formarla de acuerdo con la voz de Dios. Nuestra conciencia no es el origen de la verdad. La Verdad se encuentra fuera de nosotros; existe independientemente de nosotros y debe ser descubierta a través del constante esfuerzo de la mente y el corazón. No es una tarea fácil para quienes sufrimos los efectos y consecuencias del pecado original, por lo que debemos enfrentarnos siempre a las tentaciones continuas del demonio. La conciencia recibe la verdad revelada por Dios y discierne como aplicarla a las circunstancias concretas.
El Catecismo de la Iglesia Católica enseña (#1783) “ Hay que formar la conciencia, y esclarecer el juicio moral. Una conciencia bien formada es recta y veraz. Formula sus juicios según la razón, conforme al bien verdadero querido por la sabiduría del Creador. La educación de la conciencia es indispensable a seres humanos sometidos a influencias negativas y tentados por el pecado a preferir su propio juicio y a rechazar las enseñanzas autorizadas”.
Como vemos, formar bien la propia conciencia y seguirla con integridad no es tarea fácil, puesto que la conciencia personal no puede inventar lo que es cierto y lo que es bueno. Los debe buscar más allá de sí misma. Al actuar correctamente, descubrimos la verdad por gracia del Espíritu Santo y la ayuda de la Palabra de Dios que se nos alcanza por intermedio de la Iglesia. Por ello, cuando sometemos nuestra conciencia a esta verdad objetiva, actuamos de manera correcta y crecemos hacia la madurez en Cristo.

• ¿Es obligatorio para los católicos seguir lo que el Papa o los obispos afirman en asuntos políticos?
Por el hecho de ser los líderes de la Iglesia, es siempre importante respetar las afirmaciones de la jerarquía de la Iglesia. El papel que cabe al Papa y a los Obispos es el de enseñar con claridad en lo que atañe a asuntos de fe y costumbres, incluyendo aquellos que tienen que ver con asuntos políticos.
Existen algunos asuntos, sin embargo, en los cuales puede un católico discordar con la jerarquía de la Iglesia. En algunos casos, por ejemplo, un católico puede estar de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia, pero llegar a un juicio prudente diferente en cuanto a su aplicación.
Ejemplos de este tipo pueden incluir una instancia en la que alguien concuerda con las enseñanzas de la Iglesia sobre la “guerra justa” o la “pena de muerte” pero llega a conclusión diferente sobre si los hechos de la situación constituyen una “guerra justa” o a la “rara” circunstancias en que la pena de muerte pueda ser usada de acuerdo a las enseñanzas de la Iglesia.
Debe ser enfatizado, sin embargo, que a pesar de estos ejemplos, existen otros temas como el aborto o la eutanasia, que son siempre moralmente malos y no permiten cualquier tipo de juicio prudente que los justifique. En estos asuntos nunca será apropiado para cualquier católico, situarse en el lado opuesto al de la enseñanza de la Iglesia.

• ¿Todos las cuestiones políticas y sociales son iguales cuando de escoger un candidato político se trata?
¡Absolutamente no! La Iglesia Católica está activamente insertada en una amplia variedad de asuntos de política pública de importancia, incluyendo inmigración, educación, vivienda, salud y bienestar, por nombrar algunos cuantos. En cada uno de ellos debemos hacer lo máximo a nuestro alcance por estar informados y por apoyar las soluciones propuestas que nos parezcan las más adecuadas y eficaces. Sin embargo, si se trata de ataques directos a la vida humana inocente, ni siquiera el hecho de estar correctos en todos los otros temas, justificaría una elección errada en este gravísimo asunto.
Según escribió el Papa Juan Pablo II, “ se ha hecho habitual hablar, y con razón, sobre los derechos humanos; como por ejemplo sobre el derecho a la salud, a la casa, al trabajo, a la familia y a la cultura. De todos modos, esa preocupación resulta falsa e ilusoria si no se defiende con la máxima determinación el derecho a la vida como el derecho primero y fontal, condición de todos los otros derechos de la persona”. ( Christifideles Laici, #38)

• ¿Existen algunos temas “no negociables” para los católicos insertos en política?
Hay varios temas que son “no negociables” para los católicos insertos en la vida política, pues envuelven asuntos intrínsecamente malos. En un discurso a los políticos europeos el 30 de marzo de 2006, el Papa Benedicto XVI afirmó: “Por lo que atañe a la Iglesia católica, lo que pretende principalmente con sus intervenciones en el ámbito público es la defensa y promoción de la dignidad de la persona; por eso, presta conscientemente una atención particular a principios que no son negociables. Entre estos, hoy pueden destacarse los siguientes:
• Protección de la vida en todas sus etapas, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural;
• reconocimiento y promoción de la estructura natural de la familia, como unión entre un hombre y una mujer basada en el matrimonio, y su defensa contra los intentos de equipararla jurídicamente a formas radicalmente diferentes de unión que, en realidad, la dañan y contribuyen a su desestabilización, oscureciendo su carácter particular y su irreemplazable papel social;
• Protección del derecho de los padres a educar a sus hijos.
Los temas mencionados por el Papa Benedicto son todos “no negociables” y son algunos de los mas contemporáneos en la arena política. Debo notar, sin embargo, que otros temas, aún cuando no sean intrínsecamente malos, merecen ser considerados con mucha oración, temas como la guerra justa y la pena de muerte, asuntos relativos a la pobreza y otros relacionados a la inmigración ilegal.

• ¿Cuáles son las causas que pueden dejar a los católicos fuera de la Santa Comunión?
Nadie que sea conciente de haber cometido un pecado grave debe recibir la Santa Comunión. Porque la eucaristía es el verdadero Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro don más precioso en la Iglesia. Y como nos advierte San Pablo (I Cor 11,27-29): “Todo aquel que come o bebe del cáliz del Señor de manera indigna, será reo del Cuerpo y Sangre del Señor. Examínese pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo”.
Todos los católicos deben examinar sus conciencias, y abstenerse de recibir la Santa Comunión si no se encuentran viviendo en estado de gracia. Un político católico que al momento de hacerlo, sea abiertamente “pro-aborto” o abortista y persiste obstinadamente en contradicción a nuestra fe, se convierte en fuente de escándalo. En estos y otros caos similares, las medidas mas allá de la persuasión moral, necesitan ser asumidas por aquellos que ejercen el liderazgo en la Iglesia. Como afirma el Señor en el libro del Levítico 19,16) “no permanezcas ocioso cuando la vida de tu vecino esté en peligro”.
Si un político apoya activamente y promueve la expansión de la cultura de muerte, no solo está causando escándalo; está pecando. De manera similar, cuando un político realiza actos (como el de votar) por liberar el aborto o promueve el aborto, o manda la distribución de anticonceptivos por parte de las farmacias y otros, ese político está cooperando materialmente con el pecado grave. Cuando esto ocurre, el político tal no puede recibir la comunión sin acudir previamente al Sacramento de la Reconciliación y hacer una buena confesión. Una buena confesión requiere del dolor por tal pecado y un firme propósito de enmienda. Siendo que el daño hecho sería de naturaleza pública, la enmienda deberá también serlo.

• ¿Por qué la Iglesia coloca metas tan altas a los católicos?
Las altas metas a las que los católicos (y todos los cristianos) están llamados vienen de Cristo. Las encontramos en las Sagradas Escrituras. Por ejemplo, cuando Jesús dice (Jn 14,15) “ Si me amáis, guardaréis mis mandamientos ”. También al señalar (Mc 8, 34-36) “ Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo tome su cruz, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?”
Encontramos también en las Escrituras exhortaciones como aquellas de San Pablo a Timoteo en las que escribe (I Tim 4,2-5) “Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo en el que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas. Tú, en cambio, pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu ministerio”.
Existen casos en los que los católicos en la vida pública sirven con gran valentía y distinción. Miden las cosas según las altas metas establecidas por Cristo. Hay lamentablemente otros, que obstinadamente persisten manifiestamente en pecado grave, en los que el riesgo de escándalo es inmenso. En asuntos como el aborto, por ejemplo, se trata del asesinato de una vida totalmente inocente, y son por lo tanto malas nuevas tanto para los bebés no nacidos como para sus madres. Es un error horroroso. Es algo intrínsecamente malo.
Tenemos seria obligación de proteger la vida humana, y especialmente las vidas de los mas inocentes y vulnerables entre nosotros. Quien se omita de hacerlo, cuando por el contrario está en condición de protegerla, comete serio pecado de omisión. Colocan en peligro su propio bienestar espiritual y se tornan en fuente de escándalo para los demás. Si en caso fuesen católicos, no deberían recibir la Santa Comunión.

• ¿Los católicos pueden pertenecer o expresar apoyo a los diferentes partidos políticos?
La Iglesia nunca toma partido ni endosa candidatos políticos. Sin embargo, la Iglesia alienta a los laicos a integrar partidos políticos con el objetivo de dedicarse a promover el bien común.
En este sentido, la educación política y civil se recomienda como muy necesaria para que todos los ciudadanos sean capaces de hacer su parte en asuntos políticos. (cf. Gaudium et Spes, #75)

• Los obispos y sacerdotes ¿tienen el derecho de intervenir en asuntos políticos, sociales o culturales?
Los Obispos y Sacerdotes no deben participar en la administración pública del gobierno. Sin embargo, poseen el derecho, y en algunos casos la obligación, de manifestarse en asuntos políticos, sociales o culturales que impacten contra la Iglesia o el bien común.
En su Encíclica Deus Caritas Est (#28), el Papa Benedicto XVI afirma: “ no es tarea de la Iglesia el que ella misma haga valer políticamente esta doctrina: quiere servir a la formación de las conciencias en la política y contribuir a que crezca la percepción de las verdaderas exigencias de la justicia y, al mismo tiempo, la disponibilidad para actuar conforme a ella, aun cuando esto estuviera en contraste con situaciones de intereses personales ”.
El Santo Padre continua (ibid): “ La Iglesia no puede ni debe emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible. No puede ni debe sustituir al Estado. Pero tampoco puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia. Debe insertarse en ella a través de la argumentación racional y debe despertar las fuerzas espirituales, sin las cuales la justicia, que siempre exige también renuncias, no puede afirmarse ni prosperar”.

• Si los Obispos y Sacerdotes pueden intervenir en asuntos públicos, ¿cuál es la diferencia entre el clero y el laicado en asuntos de política pública?
Mientras que los Obispos y los Sacerdotes pueden manifestarse apropiadamente sobre asuntos importantes, el laicado puede intervenir en un grado muchísimo mayor. A diferencia de los miembros del clero, el laicado, de hecho, está llamado a desempeñar un papel en todas las áreas que envuelve la política, incluyendo política de partido y la administración gubernamental.
Los miembros del laicado no presentan en general restricciones para asumir oficios elegibles o para encargarse de asuntos de estado, mientras que los miembros del clero están generalmente prohibidos de asumir tales cargos y posiciones.

• ¿Qué pueden hacer los católicos para fomentar la justicia en la sociedad?
Es mucho lo que pueden hacer los católicos para incentivar la justicia social. Parte significativa del incentivar la justicia es el preocuparse por la dignidad humana de toda persona – especialmente los pobres, marginados o vulnerables. Una preocupación por la justicia debe tener en mente siempre el perdón y la misericordia de Cristo.
La Promoción de la justicia se puede encontrar en muchas agencias de la Iglesia, incluyendo aquellas que sirven a los sin hogar, inmigrantes, prisioneros, discapacitados y los ancianos, por nombrar algunos cuantos. Los católicos deben preocuparse siempre por la justicia y sentirse alentados a promoverla no solo en el espacio público, sino en esfuerzos voluntarios en sus vidas cotidianas.

• ¿Cómo pueden contribuir los católicos con una “cultura de vida”?
Los católicos pueden contribuir con una “cultura de vida” de la misma manera que pueden hacerlo promoviendo la justicia, la paz y la dignidad humana. Hay una inmensa cantidad de oportunidades de voluntariado para ayudar en centros para embarazadas en crisis, hospicios, asilos de ancianos y muchas otras instituciones afines.
Además, los católicos están llamados a defender y trabajar por una “cultura de vida” convirtiéndola en un asunto de constante importancia en el debate político y en el espacio público.
Finalmente, la oración es el medio primordial para promover e incentivar una “cultura de vida”. Así como la oración personal diaria es siempre importante, el reunirse en oración pública puede dar un conmovedor testimonio al resto de la sociedad.

• ¿Qué medios deben emplear los católicos para manifestar sus convicciones sobre asuntos del espacio público?
Hay diversos medios que los católicos pueden emplear legítimamente para manifestar sus convicciones respecto a asuntos del espacio público. Aquellos católicos elegidos como funcionarios, por ejemplo, están en una situación privilegiada para manifestar su oposición en asuntos de política pública que sean intrínsecamente malos.
Debido a la democracia que vivimos, aún aquellos que no están insertos directamente en la vida política, tienen oportunidad y responsabilidad de expresar sus opiniones sobre diversos asuntos y votar en las elecciones.
El acto de votar sea un importante medio de expresar convicciones respecto a diversos asuntos, sin embargo, los católicos no necesitan esperar a que haya elecciones para expresar sus puntos de vista. Cartas a los editores, eventos públicos organizados, y la comunicación con funcionarios electos son también buenos ejemplos de modos de expresión de puntos de vista y de suscitar posibles cambios en el espacio público.

• ¿Cuál es la mejor manera de combatir la secularización en nuestra sociedad y la mala representación de la fe en el espacio público?
Lamentablemente, la discriminación contra las personas de fe y los creyentes, especialmente contra los católicos, es un problema real. Un católico cabal presente en la vida pública, enfrentará casi por seguro, discriminación injusta y prejuicios. Hay muchos ejemplos de mala y desfavorable representación de la fe católica e inclusive de verdadera hostilidad contra personas de cualquier credo.
Aun cuando se han dado grandes avances en la protección de los derechos civiles en nuestro país, permanece sin embargo una fuerte tendencia contra las personas de fe en sectores significativos de los medios de comunicación y en ciertos segmentos de nuestra sociedad.
Sin embargo, es nuestro deber insertarnos en la cultura, no huir de ella. Debemos colocar nuestra confianza en el Señor y saber que cumpliendo su voluntad y hablando la verdad en el amor, Dios hará que todo se encamine al bien. Es también obligación de los fieles católicos apoyar tanto con nuestras acciones como con nuestra oración a la gente valiente que realiza todo esto.

• ¿Cómo definiría a un “candidato verdaderamente católico”?
Hay un gran número de candidatos o políticos en nuestro país que se etiquetan a sí mismos como católicos. Lamentablemente, sin embargo, algunos de ellos son causa de vergüenza para la Iglesia y un escándalo para los demás en virtud de su apoyo a cuestiones intrínsecamente malas.
Un candidato verdaderamente católico es aquel que siempre defiende la dignidad de cada persona y que coloca el bienestar del bien común sobre cualquier interés de partido o personal. Su historia y su vida pública están marcadas por la fe en Cristo y sus enseñanzas. Un candidato así puede pertenecer a cualquier partido político, pues nunca apoyará asuntos que sean intrínsecamente malos, tales como el aborto, la eutanasia, o el “matrimonio homosexual”.

• ¿Qué línea deberá trazar un funcionario electo entre su fe y sus obligaciones políticas?
Los funcionarios electos deben dejar que su fe oriente todas sus actividades, incluidos los asuntos públicos. Al vivir abiertamente su fe, deben mostrar el debido respeto por las libertades civiles de toda persona, inclusive de aquellos de otro credo, o de credo ninguno.
Debe ser señalado, sin embargo, que algunas veces los políticos católicos erradamente piden abandonar su fe por causa de su obligación a respetar a aquellos de diferente opinión, o para honrar alguna obligación inherente a sus funciones. Estos pedidos se dan probablemente con mayor frecuencia cuando los políticos católicos dicen estar personalmente en oposición al asesinato de inocentes niños no nacidos.
Increíblemente, son políticos de este tipo quienes juzgan inapropiado apoyar legislaciones que protejan la vida humana, pues consideran que al hacerlo estarían imponiendo su propia fe sobre la de los demás o en todo caso, que estarían violando el compromiso propio de sus funciones. Son reclamos ridículos. Proteger la vida humana no es apenas un imperativo religioso, sino un imperativo humano, y un imperativo propio de toda y cada persona.
Los fieles tienen todo el derecho de manifestar sus creencias en el espacio público como cualquier otra persona. De hecho, los funcionarios católicos elegidos deben manifestar su fe al tiempo de promover el bienestar de todos, incluyendo la protección de la vida humana inocente.


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