martes, 24 de marzo de 2009

EL HONOR Y LA BRAVURA

PEQUEÑOS APUNTES SOBRE EL 24 DE MARZO DE 1976

1) El mayor error político cometido por los militares en toda su historia fue el derrocamiento de Isabel Perón, porque en el marco de una guerra revolucionaria desatada desde el extranjero, las fuerzas combatientes deben tener apoyo en la legalidad institucional, por mínima que sea. El gobierno de Isabel era un gobierno amigo; tan amigo, que sus integrantes firmaron el decreto que puso en marcha del Operativo Independencia para liquidar al ERP. (Y había en carpeta un proyecto de ley para sancionar una durísima Ley de Defensa Nacional, que el asustadizo Italo Luder no se animó a firmar)

2) Desde el punto de vista de la filiación, el gobierno militar tuvo genes liberal-radicales: lo eran tanto los funcionarios que rodearon al General José Rogelio Villareal en la Secretaría General de la Presidencia (más el grupo de la revista Criterio), como embajadores e intendentes. Tras el breve interregno de Galtieri, los radichas volvieron a la Casa de Gobierno con Bignone y la cuarta Junta Militar, preparando el terreno para que llegase el gobierno de Alfonsín, bajo cuyo mandato se empezó a perseguir a los combatientes.

3) Los mandos militares, por su formación liberal, nunca entendieron la naturaleza de la guerra que se libraba, tal como lo había establecido Clausewitz casi dos siglos atrás. Por eso cometieron la torpeza de desalojar al aliado peronista, para después cerrar el ciclo con la entrega del poder a un enemigo, sin los menores recaudos (v.g. la exigencia de no revisar el pasado)

4) Para colmo de males, otro requisito de la contienda fue puesto de lado: la conducción única, la misma que tuvieron Franco y Pinochet, dos auténticos jefes. Aquí nos tocó un gris como Videla, que nunca había estado siquiera al frente de un regimiento y que sirvió de instrumento para las marrullerías de Viola, otro gris de antología. (El hombre indicado era el General Menéndez, soldado ejemplar)

5) Lo dicho no empaña el honor y la bravura de quienes combatieron con las armas en la mano y hoy padecen dura prisión. Fueron ellos y no el Proceso de Reorganización Nacional quienes salvaron a la Argentina. Hacia ellos vaya toda nuestra gratitud y el compromiso de seguir luchando por su libertad. No habrá mejores jefes naturales para ejecutar las operaciones de limpieza de esta pandilla ladri-montonera.

6) Y si estas opiniones mías le picasen a los biliosos que siempre ven pelos en la leche, declaro de que nunca fui peronista. Sí lonardista convicto y confeso, de lo cual dejo hoy expresa constancia. Publicado en Pequeños apuntes

FUENTA: CATAPULTA.

Un envío de: Mario Omar


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