miércoles, 25 de marzo de 2009

25 DE MARZO-LA ANUNCIACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN-



FRAY ANGÉLICO
Fraile antes que pintor, fue un artista de temática exclusivamente religiosa, que con sus obras se proponía edificar al espectador.. Esta postura respecto al arte y la composición de sus obras, basada a menudo en esquemas miniaturistas heredados de su supuesto maestro Lorenzo Monaco, convierten a fra Angelico en un artista e trasfondo medieval. A pesar de ello, para cumplir su finalidad, su ideología tenía que expresarse en un lenguaje pictórico moderno, que encontró en la pintura de Masaccio, a la que enriqueció con una aportación genial: la luz, utilizada con una finalidad inmediata no naturalista sino estética y expresada mediante un uso inteligente del color. Delicadeza, severidad eclesiástica y distinción estarán siempre presentes en sus obras. Combina su progresivo conocimiento de la naturaleza con la firmeza dogmática del concepto, la permanente expresión de amor y la dulzura celestial de las figuras. A pesar de la pervivencia de un ritmo gótico lineal muy marcado en las figuras, prescinde, no obstante, de aquella cualidad abstracta que aparecía en Monaco. Los pliegues de los ropajes pierden su carácter blando, todo se convierte en más fuerte y firme, y la creciente claridad de color ya no tiene un carácter decorativo, sino que sirve para acentuar la plasticidad; el cuerpo se hace más visible, el espacio se organiza de una manera más consistente y la perspectiva y profundidad de visión se hacen más usuales. A partir de 1433 se aleja de su anterior preciosismo e introduce, por influencia de Masaccio y Donatello, motivos arquitectónicos imitando la antigüedad.

La composición de esta Anunciación, de formato apaisado, narra simultáneamente -con propósito de hondo simbolismo- el episodio de la expulsión del paraíso tras el pecado original y la anunciación de María, con la que se inicia el ciclo de la redención del género humano del pecado en que incurrieran los primeros padres.

Las figuras de la virgen y el arcángel san Gabriel ocupan, en primer término, dos tercios de la superficie pintada. Se hallan cobijadas por una estructura arquitectónica que adopta la forma de una logia porticada, con columnas y arcos de medio punto que sostienen bóvedas de arista, al fondo de la cual existe un cubículo amueblado con un sencillo banco. En el centro de la fachada aparece un medallón con la efigie de Dios Padre en grisalla. La Virgen está sentada en un taburete que queda oculto por sus ropajes y tiene un libro abierto sobre la rodilla; su actitud es humilde y confiada. El arcángel, de pie ante ella, también con el busto inclinado hacia adelante y con las manos cruzadas sobre el pecho, destaca sobre la pared lisa del fondo. Sus alas se intercalan entre las columnas, proporcionando una necesaria referencia a los términos del espacio pictórico. El Espíritu Santo desciende de lo alto, traído por un haz luminoso. La escena de la expulsión de Adán y Eva introduce, en el lado izquierdo de la composición, una escenografía distinta. En primer plano, un paisaje poblado por una flora que el pintor se ha complacido en describir con minucia; en un segundo plano aparecen, contritos, Adán y Eva, cuya salida del Paraíso es vigilada por un ángel. La riqueza cromática del marco en el que se desarrolla el episodio sirve para establecer un contrapunto con la austeridad y simplicidad de líneas de la logia en que tiene lugar la Anunciación.

María cruza las manos sobre el pecho en señal de que acepta la misión que Dios le ha encomendado. Según la tradición, cuando se le apareció el arcángel Gabriel, María estaba leyendo la Biblia, y concretamente el pasaje del libro de Isaías, sobre una doncella encinta que dará a luz un hijo. (Is. 7, 14). La figura es esbelta y refinada, aunque sus movimientos, expresiones y formas intuidas bajo la tela proceden de la vida real.

Uno de los encantos del cuadro es la figura del arcángel Gabriel -el mensajero mayor de Dios- que adopta un aire muy grave ante la transcendencia del mensaje que porta. Sus alas son de una gran belleza, y es probable que Fra Angelico estudiase de cerca las de las aves: cada una de las plumas está pintada con exquisito detalle.

Después de pecar, Adán y Eva son expulsados del paraíso, sin otra ropa para tapar su desnudez que unas pieles que les da Dios. En contraste, la Anunciación tiene lugar en un feraz jardín que simboliza la esperanza de salvación por el nacimiento de Cristo. Un seto de arbustos y árboles cierra el jardín, lo que puede simbolizar la pureza de María, la llamada "rosa sin espinas", es decir, sin pecado. Delicadas constelaciones de flores repiten el diseño del techo del pórtico, cuajado de estrellas.

Bibliografía

Argan, G.C. (1968), Fra Angelico. Barcelona. Carroggio S.A. de Ediciones. 128 p.

Baldini, Umberto (1972), La obra pictórica completa de Fra Angelico.

Barcelona. Noguer y Caralt Editores. 120 p.

Baxandall, M. (1981), Pintura y vida cotidiana en el Renacimiento.

Barcelona. Gustavo Gili. Col. Comunicación visual. 2ª ed. 201 p.

Monreal, L. (1978), La pintura en los grandes museos. Museo del Prado. Barcelona. Planeta. Vol. 1, pág. 100

Pope-Hennessy, J. (1952), Fra Angelico. Londres. Phaidon.

Una colaboración de: Genaro Soto.

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