LA CRISIS ECONÓMICA ES UNA GRAN ESTAFA Y UNA AGRESIÓN CONTRA EEUU (I)
Creo que, una vez más, el mundo occidental se está autodemoliendo. Lo ha hecho varias veces en la Historia. Lo hizo, por ejemplo, en Yalta, cuando al terminar la 2da. guerra mundial le entregó a la URSS media Europa y además, financió la construcción del poder militar comunista. Para conseguirlo la opinión pública fue engañada masivamente por sus dirigentes, por la prensa, por el "establishment" y por el silencio de quienes debieron dar una poderosa señal de alarma y no lo hicieron.
La crisis económica que aflige hoy a los países occidentales y, de rebote, a todo el mundo libre, parecería que es un capítulo más de la triste historia de esa autodemolición. No es algo que simplemente ocurrió al modo de un fenómeno imprevisible de la naturaleza sino que fue provocada y está siendo incentivada de una manera tan torpe que no puede ser apenas por imprudencia.
Yo no soy economista -ni lo quiero ser- pero algo he aprendido del mundo de los negocios a fuerza de vivir muchos años, de trabajar como abogado y de tratar de salvar mis ahorros. Conozco a los empresarios, a los banqueros y a los políticos y sé que no son genios ni benefactores de la Humanidad. En general son sumamente deshonestos, de un egoísmo monstruoso y buscan hacerse ricos y poderosos a cualquier precio y están ligados entre sí por pactos secretos o discretos que los hace actuar o no actuar en ciertos momentos según consignas fabricadas en los antros donde se toman las decisiones que rigen el mundo.
Siendo así, es difícil decir una estupidez más grande que la que dijo el premio Nobel de economía del 2006, Edmund Phelps -que llegará esta semana a Buenos Aires a dictar conferencias, ¡Dios nos libre!-. Este señor, cuya sonrisa lo delata en la foto de "Clarín" del 23/3/2009, pag. 13, dijo que los argentinos debemos ¡¡"amar el capitalismo"!!.
El capitalismo es un sistema económico que se basa en la propiedad privada y en la libre iniciativa, que son principios perfectamente legítimos y mucho mejores que la propiedad colectiva y el estatismo dirigista. Sin embargo, ese sistema no es soberano. Está sometido a la regla de la Justicia, o sea, de la moral.
El capitalismo moderno se ha declarado independiente de la Justicia y no se limita a poner en práctica aquellos dos principios sino que exalta el afán desmedido de lucro y se basa en la mentira de que existe un mercado libre que es el único "regulador" admisible de la economía. La verdad es que el mercado libre no existe y el afán desmedido de lucro no es otra cosa que el lema de los ladrones que abundan en los ambientes del capitalismo. Por eso, decir que hay que "amar el capitalismo", este capitalismo, es una suprema canallada. Se ama a Dios y a todo lo que sea conforme con la ley de Dios, no a un sistema desbocado como el capitalismo actual que nos muestra ahora su desagradable rostro.
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Todos dicen que esta crisis empezó por causa de las hipotecas "subprime", o sea, de los préstamos hipotecarios sobre inmuebles de valor exagerado efectuados a personas que, normalmente, jamás podían pagarlos con sus salarios o ingresos personales. En la sección "Correo del Lector" he publicado el 23/3/2009, bajo el número 2565, un artículo del conocido economista Orlando Ferreres que resume las principales etapas de la crisis tal como la ven los especialistas del ramo. Recomiendo su lectura porque permite ver, en un pantallazo, la cronología de este drama.
Si un ignorante de la técnica económica como yo podía darse cuenta hace tres años que eso era un disparate, no puedo creer (¡simplemente no puedo creer!), que los banqueros, los reguladores del sistema bancario y los empresarios no hubieran podido también darse cuenta y parar la bola de nieve antes de que fuera tarde.
Una anécdota de la vida real probará lo que digo. Hace tres años, una persona de mi familia que vivía en el extranjero, me contó que pensaba comprar una casa por algo así como u$s500.000, con un préstamo a 30 años pagadero en "cómodas" cuotas con un interés bajísimo.
Le aconsejé que no lo hiciera porque era notorio que él no ganaba suficiente plata por mes como para pagar alrededor de u$s1.700 por mes, más los intereses, seguros de vida y de riesgo, etc. Me respondió que eso no le preocupaba porque al cabo de un par de años pensaba vender la casa y comprarse otra mejor de la misma manera.
Como abogado le dije que eso no era tan fácil porque para librarse de la hipoteca tenía que tener el consentimiento del Banco acreedor y que si no se lo daban y en el interín la casa había bajado de precio, él no conseguiría venderla por el importe adeudado y seguiría siendo deudor del Banco y sin casa. Por suerte no hizo la operación.
Este razonamiento se lo hacían millones de compradores de casas en EEUU por lo cual estaban dispuestos a pagar el doble de lo que las casas valían. No miraban al valor real de la casa sino el monto de las cuotas que tenían que pagar y soñaban con hacer la "bicicleta" con su hipoteca y todavía ganar plata. Conocí otras personas que entraron en ese esquema en los últimos cuatro o cinco años. Supongo que todos ellos están ahora en serios problemas.
Si yo me daba cuenta hace cuatro o cinco años, ¿cómo no se daban cuenta los banqueros y los "reguladores" que esto terminaría así? Es imposible que no lo hicieran, luego, hay que buscar otra explicación. Sin embargo, ninguna de las hipótesis que se pueden imaginar es aceptable para ese bobo irredimible, eterno "comprador de buzones", que es el hombre moderno, esclavo del "establishment". Lo lamento, pero voy a exponer las mías de todas maneras.
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Yo tengo dos hipótesis para entender esta crisis. La primera se aplica a los directores de los Bancos, empresas, reguladores, agentes inmmobiliarios y otros negociantes relacionados con el fenómeno. Y la segunda, se refiere a quienes están más alto que ellos en el mundo del poder mundial y que son quienes dictan las consignas a los otros.
La primera hipótesis es que los directores de los Bancos, empresarios, etc. se dieron cuenta que aquello era un timo escandaloso pero viendo que todo el mundo creía en la mentira, era posible ganar una enorme fortuna a costillas de "la gilada". Si después hubiera una explosión sería cuando ellos ya se habrían embolsado sus ganancias y nadie les podría "quitar lo bailado".
Según esta hipótesis y a ese nivel, la crisis económica mundial no se entiende sino como la historia de una gran estafa y lo notable es que nadie acusa a los responsables de haber defraudado a la gente. No hay ninguna noticia que diga que están presos los dirigentes de los Bancos que han perdido casi todo su capital a causa de las maniobras especulativas cometidas por ellos. Peor aún, nos enteramos que se han hecho archi-millonarios otorgándose a sí mismos, a costa de sus fundidas empresas, enormes "premios"...por su "exitosa" administración.
"John Thain, antiguo director de CEO de Merill Lynch; Martin Sullivan, también ex CEO de AIG; Lloyd Blankfin y Vikram Pandit, de Citigroup, creyeron haber hecho un buen trabajo (al igual que sus empleados) y se premiaron, como es costumbre a fin de año, con ´bonos´(N: gratificaciones) cuya suma total ascendió a u$s18.400 millones de dólares" ("La Nación" 22/2/2009, pag. 13).
Casi un mes después de esta noticia se descubrió que, además de todo eso, los funcionarios superiores de la empresa estatal norteamericana AIG encargada de dar préstamos hipotecarios para la compra de casas o sea, una de las principales responsables de la crisis, había regalado u$s165 millones de dólares a sus directores, luego de haber recibido ayuda del gobierno por u$s180.000 millones. Eso "indignó" a Obama pero no hizo nada para impedirlo y, consumado el hecho, tampoco exigió restitución a los audaces beneficiarios del atraco (ver "Ámbito Financiero" del 17/3/2009, pag. 10 y "La Nación" del 16/3/2009, pag. 3).
Otra cosa extraordinariamente curiosa de este fenómeno es que nadie dice quien tiene la plata que "se perdió". Porque evidentemente, alguien la tiene. Hay un principio de física que dice que en la naturaleza nada se pierde, todo se transforma. Los dólares que "perdieron" los Bancos no pueden haberse evaporado. Tienen que estar en algún lado. Y entonces, los dólares de los subsidios que ahora derrama el gobierno en catarata sobre la economía, no vienen a cubrir un "agujero" dentro del cual no hay nada sino que se suman a los dólares que "perdieron" anteriormente los beneficiarios de esos subsidios. ¿No sería mejor buscar esos dólares y tratar de que sean restituidos o que quienes los tengan contribuyan al rescate de quienes los "perdieron"?
(Termina en el próximo número de "La botella al mar")
LA CRISIS ECONÓMICA ES UNA GRAN ESTAFA Y UNA AGRESIÓN CONTRA EEUU (II Y FINAL)
(En la primera parte de este artículo publicada anteayer, explicaba las razones de mi primera hipótesis sobre la crisis aplicable a los directores de los Bancos, empresas, reguladores, agentes inmmobiliarios y otros negociantes relacionados. En esta segunda parte explico las razones de mi segunda hipótesis que se refiere a quienes están más alto que ellos en el mundo del poder mundial y que son quienes dictan las consignas a los otros.)
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La segunda hipótesis se aplica, como dije, a los niveles más altos del poder. Los motivos de esa gente son otros. A ellos les interesa menos robar en beneficio propio que corromper a los pueblos y destruir lo que queda de la civilización cristiana, de la que en EEUU y en Europa todavía quedan algunos vestigios. Destruyendo la capacidad económica de esos países se los debilita, se desprestigian los principios de propiedad privada y de libre iniciativa, se sabotea a las clases medias cuyo débil capacidad de sustento se hace desaparecer de la noche a la mañana y se hunde en la miseria a los más pobres, aumenta el prestigio del marxismo y el poder de Rusia y China resurge con fuerza brutal.
Lula, venerado por el bobo occidental como un modelo de "pragmatismo" (máximo elogio para el bobo que odia el idealismo), se acaba de sacar la máscara cuando "recomendó volver al 'Manifiesto Comunista', que Karl Marx y Friedrich Engels publicaron en 1848, en la confianza de que allí se encontrará remedio a las turbulencias actuales. Con la misma intención regresiva, Lula convocó a 'hacer lo que hace 20 años no nos animamos a hacer'" ("La Nación" editorial del 24/3/2009).
En el artículo ya citado del conocido economista Orlando Ferreres, hay algunos datos importantes poco conocidos que sirven sirven como indicios de esta segunda hipótesis porque implican decisiones del más alto nivel político en los EEUU.
Por ejemplo, dice que el aumento desmesurado de las hipotecas sobrevaluadas -causante de este desastre- empieza en 1992 cuando, bajo el gobierno de George Bush (padre) se dictó una ley que obligaba a prestar dinero aún al que no tenía recursos comprobados ("Equal Opportunity Credit Act").
Con el agravante de que en 1999, bajo la presidencia de Bill Clinton, se derogó la "Glass-Steagall Act" de 1933, "en la parte que no permitía que un Banco fuera Comercial y de Inversión al mismo tiempo, pues esto había contribuido a la crisis del 30´".
A raíz de estas imprudentes medidas, los Bancos norteamericanos dejaron de ser instituciones serias y confiables, para convertirse en casinos donde sus audaces directores, borrachos de codicia, se lanzaron a jugar a la "ruleta rusa" con la plata de los otros. Sus incautos clientes creían en los irresponsables cálculos de ganancias que existían sólo en la imaginación de esos aventureros y en los números de sus falsos balances, y así engañados les entregaron su dinero.
Eso de los balances falsos es una vieja costumbre de los hombres de negocios. Ya en el 2002, bajo la presidencia de Bush (hijo) se produjo el enorme escándalo de Enron -una de las mayores Compañías de los EEUU-, Worldcom, Tyco, Xerox, Merrill Lynch, Merck, Adelphis, Arthur Andersen y otras (ver "Clarín", 16/7/2002, pag.10) , que habían inventado subsidiarias, manipulado pérdidas y ganancias entre unas y otras para fingir utilidades que no existían y permitir a los directores de esas Compañías cobrar enormes gratificaciones.
En ese mismo momento, el presidente de la Reserva Federal de los EEUU, Mr. Greenspan (culpable de la baja de las tasas de interés que los Bancos pagaban a los ahorristas y que incentivaba el endeudamiento astronómico de la gente para comprar casas sobrevaluadas que no podía pagar), decía en su informe presentado al Congreso "que aunque 'la codicia contagiosa' había generado conductas contrarias a la ética en las empresas estadounidenses, la recuperación económica del país sigue por buen camino" ("El Cronista", 17/7/2002 pag. 18).
Hoy se ve cómo era ese buen camino que llevaba a la "recuperación"...
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El sistema financiero norteamericano, corrompido por esas dos leyes y por otros cambios que se produjeron en las reglas de lo que se consideró siempre una buena práctica bancaria, desde hace por lo menos diez años, empezó a desalentar el ahorro y a cobrar tasas de interés arbitrarias a los beneficiarios de sus créditos.
Los Bancos pagaban tasas ridículamente bajas a los ahorristas, desalentando el ahorro normal con capital fijo, empujando así a las clases medias -fuente de la mayoría de los recursos del sistema financiero- a jugar en el mundo de las "inversiones" especulativas al cual los Bancos, ahora autorizados también para hacer esos negocios, les franqueaban la entrada. La Bolsa colaboraba funcionando como una trampera, creando valores ficticios y destruyéndolos cada tanto, con lo cual mucha gente perdía su plata y los astutos que "estaban en el secreto" se la guardaban.
Lo curioso es que los intereses de los préstamos que ofrecían los Bancos a la industria, al comercio y al consumo -salvo los de las hipotecas "subprime"- eran grandes, con lo cual se quebraba otra vieja buena práctica bancaria y es la moderación de las ganancias de los banqueros. Entre el mísero interés pagado a los ahorristas y el interés cobrado a los prestatarios había una diferencia ("spread") enorme.
Este montaje era imposible sin la complicidad de la Reserva Federal, que bajaba continuamente las tasas de interés con la excusa de que había que "reactivar la economía". O sea, impulsaba el consumo disparatado de cosas superfluas, desalentaba el ahorro y no beneficiaba a los tomadores de préstamos por causa del gran "spread" entre los intereses pasivos (pagados a los ahorristas) y los activos (cobrados a los prestatarios).
Mover a la Reserva Federal a tomar esa medida era imposible sin un gran poder político muy por encima del de los estafadores de la Banca.
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Otro indicio que tiende a probar la segunda hipótesis, es la "seguidilla" de fenómenos adversos, aparentemente sin relación pero todos tendientes a la demolición de los EEUU.
Poco antes, el 11/9/2001 había ocurrido el espantoso ataque contra las Torres Gemelas sobre el cual he escrito por lo menos cuatro artículos en "La botella al mar", a los cuales me remito (nros. 230,231,233 y 236 del 12,13,17 y 20/9/2001), en los que traté de analizar la terrible situación provocada y las posibles consecuencias de una política equivocada por parte de Bush.
Lo que temía ocurrió, es decir, el gobierno norteamericano de Bush, basado en una tesis inverosímil sobre los autores del ataque, inició dos guerras de un costo enorme que, desde el 2002, constituye una pesada carga para el presupuesto del gobierno federal y una de las principales causas de su deficit fiscal gigantesco, sin que nadie pueda decir cuando podrá terminar esa situación inexplicable en la que los EEUU han quedado atrapados.
Cuando todavía no había sido absorbido aquel golpe brutal, ocurre este fenómeno de la llamada "crisis global" para cuyo alivio Bush hizo votar un auxilio de u$s700.000 millones que también pesa sobre el presupuesto federal.
A causa de esto y del desprestigio en que cayó Bush por causa de sus reiterados errores políticos, ganó las elecciones presidenciales el demócrata Barak Obama cuyas ideas de izquierda y contra la moral constituyen una nueva amenaza para ese gran país.
Obama, que se quejaba de los gastos de Bush -y con razón- ahora resulta que ha hecho aprobar nuevos subsidios para los Bancos y empresas que fabricaron la crisis. Y en vez de bajar el deficit fiscal -como lo había prometido en su campaña- ha propuesto aumentarlo este año a u$s1.750.000 millones (un billón setecientos cincuenta mil millones), que es el mayor deficit norteamericano desde la IIda. guerra mundial ("Clarín", 27/2/2009, pag. 2).
Estas decisiones políticas de guerra y de insostenible deficit, también son imposibles sin un apoyo de los más altos niveles del poder mundial. Y todas ellas tienen el mismo efecto destructivo de los EEUU.
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Según puede verse, el gobierno de Obama es tan tolerante con los estafadores de la City como lo fue Bush. No le tembló la mano para firmar una orden dejando sin efecto una medida tomada por Bush contra el aborto pero no quiere acusar de fraude a los directores de esas empresas y Bancos que engañaron al público, ni sabe qué hacer para impedir que sigan defraudando mediante el cobro de gratificaciones millonarias.
Esta misteriosa tolerancia con la defraudación en escala gigantesca cometida por esos directores forma parte de una igualmente gigantesca campaña de alarmismo lanzada desde EEUU hacia el mundo entero vaticinando que esta crisis seguirá creciendo y envenenando la economía, creando desempleo y quiebras, inflación y una suma de males indefinidos que no se sabe cuando terminarán.
Parecería que el gobierno y la prensa de los EEUU, desde el momento en que se declaró la crisis en tiempos de Bush, estuvieran dedicados a sabotear ese gran país, desmoralizarlo y destruir su capacidad de trabajo.
Ya van varios meses de esta campaña incesante sin que el hombre común pueda comprender cómo es posible que tantas inteligencias se declaren impotentes frente a este enigma planteado de repente por una minoría impune de bandidos, que si no es resuelto, causará, según se insinúa, la destrucción de la economía más poderosa de la tierra y la pérdida inexorable de sus inmensos recursos.
Es muy probable que el objetivo de esta campaña sea hacer que el hombre común pierda toda confianza en el sistema bancario y en la libre empresa, el desprestigio de la propiedad privada y de la libre iniciativa, y el odio contra los ricos.
El hombre común no ha perdido todavía su confianza en los Bancos y por eso hasta ahora no ha habido una "corrida bancaria". Sin embargo, puede sospecharse que alguien está intentando por todos los medios de que la haya y si eso ocurre, la economía norteamericana realmente caerá estrepitosamente.
Lo asombroso es la unanimidad con que la prensa, los economistas y los políticos se empeñan en provocar esa "corrida".
Tanto la impunidad de los estafadores como el alarmismo proveniente de la Presidencia de los EEUU y de toda la prensa, son omisiones y actos que exigen un gran poder para que sean cometidos. Y esto constituye otra prueba de la segunda hipótesis.
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El Director de la CIA, almirante Dennis Blair, en un informe presentado en el Senado de los EEUU hace un mes dice que esta crisis constituye "una nueva amenaza y sus implicancias geopolíticas son hoy muchos más graves que el terrorismo internacional". La noticia continúa diciendo que "los miembros del Comité de Inteligencia (del Senado) quedaron perplejos". ("Clarin", 22/2/2009, pag. 14).
Esta declaración es de una gran importancia porque revela que la interpretación de esta crisis como una agresión deliberada contra los EEUU es perfectamente plausible y confirma mi segunda hipótesis.
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No puedo impedir que se me ocurra la idea de que este "sabotage" hostil contra los EEUU cuenta con la colaboración y las expectativas de países que se beneficiarían con su caída. Curiosamente esos países, Rusia y China, son los mismos que la leyenda dice que abandonaron el comunismo para hacerse capitalistas. Según se sabe, la China comunista tiene en cartera Bonos de la deuda de EEUU por u$s1 billón y puede provocar un "crack" en la eocnomía norteamericana (ver "Clarin", 22/2/2009, pag. 24).
Entretanto, Europa del Este, imprudentemente aceptada en el Mercado Común Europeo hace 5 años y auxiliada con préstamos enormes de los Bancos occidentales, "cae en picada y podría arrastrar a sus vecinos". Los banqueros que decidieron otorgar esos préstamos enormes, ¿no podían haber sido más prudentes con la plata de sus depositantes? Ahora los países del Este, que dicen no ser ya comunistas aunque sus dirigentes lo siguen siendo, no pagarán esos préstamos poniendo al borde de la quiebra a sus acreedores. Simplemente se quedarán con la plata (ver "Clarín", 25/2/2009, pag. 18).
Bien decía Lenin: "Ahorcaremos a los capitalistas con la soga que ellos mismos nos venderán a crédito".
Este inesperado resurgimiento de las posibilidades del comunismo en el mundo es también imposible sin que haya habido una decisión de muy alto nivel mundial para facilitarlo.
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Creo que este desmoronamiento económico es una continuación del ataque a las Torres Gemelas. Aquel ataque y éste tienen algo en común: producir una terrible confusión y un hipnótico desconcierto en los EEUU. El país está como perdido en medio de una nube obscura de perplejidades, está desequilibrado y hesitando entre varias opciones todas inciertas y de dudosa utilidad para el bien común.
El "New York Times" publicó un artículo de Thomas Friedman, transcripto en "La Nación" del 23/3/2009 (pag.2) en el cual dice que EEUU está actuando como "una democracia inmadura". Es decir, todos sus dirigentes parecen actuar como adolescentes inexpertos que no saben decidir en los asuntos graves. Y agrega que Obama debería hablar al país para explicar "qué tan profunda es en realidad esta crisis, exactamente cuanto sacrificio se espera de nosotros para salir de ella".
Friedman está insinuando que nadie sabe qué es esta crisis "en realidad" y que puede haber una gran dosis de engaño en todo el asunto, que es exactamente lo que yo creo.
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Pienso que si los dirigentes norteamericanos pudieran independizarse del poder central que ha decidido destruir su Patria, deberían terminar con esta campaña de alarmismo y tratar de mostrar al pueblo de su país y al mundo que EEUU sigue siendo una gran potencia productora, con una gran capacidad tecnológica y en vez de hablar sobre lo grave que es la crisis y de anunciar cada vez más auxilios para los Bancos y empresas en dificultades, deberían empezar a contrarrestar la agresión que viene de las sombras.
Debe volverse a las buenas prácticas bancarias; derogar las leyes que les permiten inmiscuirse en las inversiones especulativas; pagar intereses razonables a los ahorristas; detener la hemorragia del deficit fiscal sin aumentar los impuestos; procesar a los estafadores que provocaron la crisis o se beneficiaron de ella; recuperar las gratificaciones y ganancias excesivas realizadas por los especuladores y revertirlas para auxilio de las clases medias y de los pobres que son los que más perdieron en esta crisis; si China intentara "chantajear" con los Bonos del Tesoro, declarar una moratoria; incentivar la producción de bienes y desalentar la economía de servicios; apelar al patriotismo norteamericano sin locuras guerreras; apoyarse en los muchos amigos que EEUU tiene en el mundo dando señales de que se sabe distinguir entre los amigos y los enemigos tales como China y Rusia y sus satélites; hacer cumplir las normas que acotan los vaivenes alarmistas de la Bolsa que funciona no como un termómetro de la fiebre sino como provocadora de la fiebre y, sobre todo, exigir Justicia en todo y para todos, no permitiendo que en nombre del "capitalismo de mercado" se comentan iniquidades que son la causa de las actuales desgracias.
Cosme Beccar Varela
correo@labotellaalmar.com
FUENTE: La botella al mar.
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