LA CENICIENTA DE LA VENDIMIA
Por: Raquel E. Consigli y Horacio Martínez Paz
Nuestra presidente (nos negamos a cometer el error gramatical que ella pretende, por cierto "compromiso de género") ha dado una nueva muestra de infantilismo, incapacidad, demagogia y odio ante la fiesta mayor de los mendocinos que es la Fiesta de la Vendimia, verdadero orgullo de los cuyanos y de todos los que nos sentimos integrando un país que queremos realmente federal.
Hoy, somos todos mendocinos.
El vicepresidente Cobos había anunciado su presencia allí. Como vicepresidente pero, sobre todo, como mendocino hasta el caracú y como argentino de pura cepa.
De manera inmediata la presidente anunció que iría también, pero claro, sin cruzarse con el vice.
Meritorio que haya sacrificado sus clásicos fines de semana en sus vastas propiedades de El Calafate. Pero era más importante tratar de poner su zapato, importado y carísimo, encima de quien le sigue en el mando sobre los argentinos, hoy transformado en acérrimo enemigo y peligrosísimo competidor electoral.
Los aviones presidenciales están vedados al segundo. De la misma manera que le fueron negados para ir a Tartagal o a la Expoagro. Mantuvieron al vicepresidente en un pequeño avión durante una hora en la pista en Buenos Aires y luego dos horas en el aire. El avión de cierto porte que pondría a su servicio la Fuerza Aérea jamás apareció. La estrategia era que debía llegar a Mendoza luego de que la señora emperatriz hubiera decolado desde El Plumerillo. Lamentable.
Pocos medios de prensa se hicieron eco de la silbatina dedicada a doña Kristina en una bodega de Luján de Cuyo en el clásico almuerzo, luego de terminado el vistoso Carrusel, en el que las aspirantes a reina desfilan por toda la ciudad de Mendoza a lo largo de varios kilómetros. Allí hizo sus característicos y demagógicos anuncios, en los que aquellos que trabajan en la vid ya no creen, tales como créditos para el sector vitivinícola, disminución de retenciones, y que los trenes de alta velocidad de Francia (uno de los mayores productores de vinos de alta gama y por lo tanto competidor) llevarán publicidad de los vinos argentinos.
Tampoco se hicieron eco los medios nacionales, por estar en su mayoría excluidos de transmitir el evento, del rechazo popular cosechado por el gobernador Celso Jaque quien, en un momento dado, dando, al menos una prueba de sentido del ridículo, se bajó del palco.
Para el acto central a la noche, en el precioso anfiteatro Frank Romero Day, sólo quedaría el vicepresidente Cobos. Le hubiera resultado muy difícil a la presidente ver y escuchar, con toda la platea de pie, aquella hermosa canción-oración de don Hilario Cuadros y Julio Quintanilla: Virgen de la Carrodilla. Le hubiera resultado muy difícil escuchar los silbidos y abucheos al gobernador mendocino, un K de pura cepa, y no precisamente "cabernet sauvignon". Le hubiera resultado muy difícil escuchar a toda la tribuna aplaudiendo de pie a Julio César Cleto Cobos.
La reina KK cosechará muchos títulos de sus aduladores, pero no es, ni será jamás en el país, la Reina de la Vendimia.
Fuente: La Argentina que yo quiero-08-Mar-09-Editorial
Un envío de: Roberto Oliver
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