viernes, 6 de marzo de 2009

EL CUENTO Y EL OTRO GRAN CUENTO



EL CUENTO DE ANNE FRANK

Un envío de: Mario Eberle Patterson.

De una vez por todas deben ser desenmascarados.

Se llamaba Meyer Levin , Jote


Gracias al pleito en que se enzarzaron el conocido escritor judío norteamericano Meyer Levin y el padre de Anne Frank. El juicio transcurrió entre 1956 y 1958 ante el County Court House de la ciudad de Nueva York, obteniendo el demandante Meyer Levin un fallo a su favor que condenaba a Otto Frank a abonarle una indemnización de 50.000 dólares de la época por "fraude, violación de contrato y uso ilícito de ideas"; el pleito, que se arregló privadamente después de la sentencia por obvio mútuo interés, versaba sobre la "dramatización escenográfica" y venta del "Diario". El juez, asímismo judío, era Samuel L. Coleman, quien dictó sentencia en el sentido de que Otto Frank debía pagar a Meyer Levin "por su trabajo en el diario de Anne Frank" (BOCHACA, J.: "El mito de Anne Frank". Revista Cedade. Págs. 18 a 20.).


Para cualquier interesado, todo lo referente al caso Levin-Frank está archivado en la Oficina del Condado de Nueva York (N. Y. County Clerk's Office) con el número 2241-1956 y también en el New York Supplement II, Serie 170, y 5 II Serie 181 (BOCHACA, J.: "El mito de Anne Frank". Revista Cedade. Págs. 18 a 20.). Así pues, la sentencia del juez -- y juez judío -- en el sentido de que el autor del Diario es Meyer Levin y no la niña, existe (BOCHACA, J.: "El mito de Anne Frank". Revista Cedade. Págs. 18 a 20.).


Lo que interesa hacer notar es que de la lectura de la numerosa correspondencia privada de Otto Frank y de Meyer Levin que fue aportada al juicio como prueba de las partes, surge la grave presunción "juris tantum" de que el "Diario" "es substancialmente una falsificación" (BOCHACA, J.: "El mito de Anne Frank". Revista Cedade. Págs. 18 a 20.), y que el autor material de esa falsificación fue el igualmente judío Meyer Levin. Levin, en legítima defensa de sus derechos de autor, además de demandar al Sr. Frank por cuatro o cinco millones de dólares por su labor de parafrasear el manuscrito "para el fin que tenía que cumplir...", pleiteó igualmente contra el productor de cine Kiermit Bloombarden, pues en la película -- del mismo título que la obra -- aparecen también escenas escritas por él y que no estaban contenidas en el Diario original (Gil Mugarza, Bernardo: "Requiem por Anne Frank", Arriba, 9.5.59.). Meyer Levin había sido corresponsal en España durante la guerra civil de 1936 a 1939 y más tarde enviado de la Agencia Telegráfica Judía durante los enfrentamientos con los palestinos entre 1945 y 1946. La Enciclopaedia Judaica le reconoce como "el primer escritor en poner en escena el Diario de Anne Frank (1952)" (Vol. 11, pág. 109) (30).


OTRO GRAN CUENTO


LOS 30.000

Los 30.000, no eran 30.000, ni siquiera eran la tercera parte (según el juicio entablado a la Junta de Comandantes la cantidad estimada estaba próxima a las 9.000 personas). Pero se quiere institucionalizar un número, siempre igualmente oprobioso aún siendo menor, como se institucionalizaran los 10.000 de Jenofonte, los 100.000 Hijos de San Luis y las 6.000.000 de víctimas judías del “holocausto”. Eran números que “encajaron” y se afirmaron en la categoría de indiscutibles. Nadie puede ya cuestionarlos, ni se anima a hacerlo. Ni los 10.000, ni los 100.000, ni los 6.000.000 y el que lo hace, sufrirá las consecuencias. Como el escritor inglés David Irving,, detenido en Viena, por polemizar sobre el número de las víctimas nazis o en la misma Alemania, donde por ley está prohibido hacerlo. En consecuencia, hay “números oficiales”, por ahora intocables.

Aquí en la Argentina , pasa algo semejante y quien ose dudar del número “oficial” y propagandístico, es pasible de ser anatematizado como “procesista”, “represor”, “antidemocrático”, “torturador” o algo semejante e incluso no sería fantástico que se llegara a la prisión de los disidentes en cuanto al número de víctimas de la represión militar.

Las otras, las víctimas de la guerrilla elitista, están olvidadas. Esos seres humanos, que tampoco tuvieron el derecho a vivir o a ser juzgados, ahora están ignorados “oficialmente”. Como si nunca hubieran existido. Y para todos los políticos, es “impolítico” mencionarlos. Por eso callan.
Por lo dicho, nadie de la “oposición”, cuestionó la cifra de 30.000 que lanzó Kirchner en la Plaza de Mayo, el 25 del pasado mes. Y más cuando mencionó que veía los “rostros” de los 30.000 “desaparecidos”. Él, que aparentemente no cree en el “cielo”, afirmaba que allí los vió. Así, no les conviene a los elementos de la partidocracia, cuestionar ese número, pues si lo hacen, van a perder votos y quizás algunos dientes. Por ahora quedará, no obstante la determinación judicial de las víctimas.

Del 25 de Mayo de 1810 , nada. No era para eso que se “convocó” a la gente a la Plaza. Y aunque se hablara de un “acuerdo”, parece que para eso tampoco, pues no hay bases para ello y todo quedará en todo caso, en las manos del interés presidencial.

Aparte, cuando Kirchner afirmó “un día volvimos”, enseguida precisó que era 33 años después. Lo que hizo también su esposa, cuidando mucho de no equivocarse en el número de años. Y eso nos remonta a 1973, cuando asume Cámpora, rodeado por la guerrilla elitista, por esos que se consideraban los mejores y que por lo tanto tenían derecho a asesinar, a secuestrar, a torturar y a matar y que introduciéndose en el movimiento peronista, intentaban coparlo por dentro. Los vientos que sembraron, trajeron las tempestades que acabaron con ellos. Por eso es fantástico y falso, decir o insinuar, que luchaban por el pueblo o que se sacrificaron por él. Ese pueblo les dió la espalda, porque jamás se sintió representado de alguna manera por ellos. La guerrilla acabó tanto como los militares, con el gobierno constitucional y fueron aquéllos los que más hicieron para traer a estos. Ambos grupos comenzaron la destrucción de la Argentina y nos llevaron a la actual postración. Y lamentablemente ¡¡cuántos cayeron nada más que por sus ideas!! ¡¡Vergonzoso para todos, para el elitismo guerrillero y para la represión cobarde!!

Para completar ese 25 recordatorio, podría mencionarse el 1° de Mayo de 1974, cuando desde el Balcón de la Casa Rosada , Perón echó a aquéllos que se creían con todos los derechos, por considerarse los mejores y los únicos titulares de la verdad. Pero por ahora, la Historia vuelve a escribirse con falsía y hay que ser muy valiente para salir al cruce de la mentira. Pero los políticos no están habilitados para hacerlo.

LA PLATA, junio primero de 2006.

SILVIO H. COPPOLA

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