lunes, 20 de julio de 2009

OCUPÉMONOS YA DEL HAMBRE

No estoy dispuesta a ser cómplice...

por Débora Gesualdi

Escribo estas líneas sin saber a quién enviarlas, el vacío, y la falta de respuestas es tal, que ha llegado el punto donde una ciudadana común como yo, no encuentra receptores válidos que puedan accionar.

No contamos con la Iglesia que tiene sus propias circunstancias y problemas (también vergüenzas) que tratar; no tenemos a políticos con convicción y decisión de hacer el bien en el poder; no tenemos a los intelectuales que han optado por ser del "paquete" del gobierno de turno; no tenemos ni siquiera ya a muchos organismos de derechos humanos que por "obediencia debida" a un gobierno que supuestamente saldo algunas deudas, distraen su mirada hacia otro lado y dejan todo pasar.


Es así como miles de personas hemos comenzado a utilizar herramientas de desahogo que nos permiten , aun sin obtener una solución, descargar nuestra bronca, nuestra angustia, dejar asentado que no estamos de acuerdo, que ya no estamos dispuestos a dejarlo pasar, que nos es imposible continuar nuestra rutina diaria tranquilamente como si aquí no pasara nada, cuando cientos, miles de Argentinos siguen muriendo de hambre, de enfermedades , desnutridos, librados a su suerte por el “desgobierno” de turno.

No pretendo despotricar contra el gobierno Kirchner, quien me lea debe saber que esto no es personal, pero lo dirigentes del modelo de “redistribución de la riqueza" son ellos y por tanto son también, los responsables del “genocidio” interno que estamos viviendo.
No estoy dispuesta a seguir observando pasivamente como nos mienten, como se sientan delante de una cámara de televisión y me solicitan que apoye su modelo; un modelo que ha negado absolutamente todo lo malo que fue sucediendo en los últimos años, un modelo al que le he tenido que permitir que me mienta con el INDEC; un modelo al que no estoy dispuesta a entregar – por omisión o indiferencia – la VIDA de miles de argentinos que no tienen la menor chance de salir adelante.


No estoy dispuesta a ser COMPLICE, por ello llamo y convoco a todos quienes aún tenemos medios, fuerza, salud y algo de entereza a HACERNOS CARGO, a exigir, - como otras veces hemos hecho por nuestros bolsillos, por el campo o por la seguridad -, a EXIGIR digo, el respeto y compromiso que debe tener un gobierno con su gente en algo tan básico como es COMBATIR y terminar de una vez con el hambre.

Este combate, no es una utopía, al contrario, debe ser el objetivo número uno de los que estén en el poder; para ello han sido elegidos y lo peor no es que fracasen en el intento, lo peor es que se niega la existencia de esta triste realidad; esa negación es la que nos deja, me está dejando, casi sin esperanza alguna ya.

Por lo tanto el tiempo es HOY y AHORA. Hoy que el gobierno decide convocar un DIÁLOGO con pompas y cotillón y fija como primer tema la REFORMA POLÍTICA, esperando de nosotros el agradecimiento por la oportunidad de debatir.

NO PODEMOS aplaudir un signo tan claro de que la escala de prioridades de un gobierno que se dice “del pueblo” parte del debate sobre la boleta única, los gastos de campaña, o las internas abiertas o no. Esto es, más bien, mirar nuevamente para un costado e ignorar la muerte y la enfermedad que nos rodea. Por eso el momento es ahora, QUIERO QUE ME EXPLIQUEN, como es que la crisis política importa más que la vida de cualquier persona.

YO tengo trabajo y salud pero no consigo vivir en paz sabiendo que a esta hora mientras escribo estas líneas y ustedes las leen, cientos de madres lloran con sus hijos en brazos porque no hay camas para atenderlos en el hospital, o que una familia llora la muerte de un recién nacido, que no tuvo desde que fue concebido la opción de vivir, porque sus padres tan sólo pueden arañar la vida sobreviviendo miserablemente.

No consigo tampoco vivir en paz, sabiendo que un señor ministro decide liberar camas en un hospital en manos de extranjeros, que recibe subsidios en demasía, y se traslada a unos niños internados de un lugar otro sin medios ni modos adecuados, pasando por encima de las advertencias en contra de los profesionales de la salud o la desesperación de los padres de esos chicos que ven, una vez más, que sus vidas y las de los suyos son descartables.

No puedo permitir que un ex Ministro de Justicia y flamante nuevo Jefe de Gabinete llame “chantas" a los médicos que denuncian las mentiras. ¿Cómo tienen el valor para salir a la calle y hablarle a la gente cuando han abandonado a quienes más los necesitaban?; ¿cómo tienen la caradurez de pedirme, casi exigirme, que me indigne con la situación de Honduras, cuando lo que me ocurre es que me indigno todos los días al chocar con la realidad más cercana, esa que ellos han dejado de ver?

Para mí es claro que de ellos ya no podemos esperar nada; nosotros, el pueblo, somos los únicos que podemos torcer el rumbo y eso no se hace emitiendo un voto y esperando después; tenemos que hacerlo como se ha hecho históricamente en momentos claves: HACIÉNDONOS CARGO, poniéndole el cuerpo, levantando los brazos en protesta por nosotros y por todos aquellos que ya no tienen fuerzas o no lo pueden hacer. Todos ellos sólo tienen como esperanza que quienes aún podemos HAGAMOS Y EXIJAMOS, el derecho más básico: el derecho a vivir.

Escribo estas palabras en singular, pero se que el sentimiento de indignación y angustia pero también de compromiso y voluntad de hacer, es compartido por muchos.

Los convoco a que cada uno individual o grupalmente exprese esta necesidad podemos cambiar la historia y el destino de muchos.

DEBEMOS TOMAR LA DECISION DE SOLUCIONAR ESTA EMERGENCIA.
Ocupemonos YA del HAMBRE.

Atte.,
Débora Gesualdi.
ynfche@hotmail.com

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