lunes, 19 de abril de 2010

La 4GW.

Envío y fuente: Centro de Estudios Regionales .
Informe Nº200410187

El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y la prédica de la envidia. Su defecto inherente, es la distribución igualitaria de la miseria.


Sir Winston Churchill.



El Kirchnerismo y la Guerra de Cuarta Generación

En los últimos meses el ciudadano argentino se ha visto sometido al consumo periodístico de distintos cambios en los intereses inmediatos del gobierno. Tal es así, que sorpresivamente de un día para otro apareció un embate mediático no solo contra el grupo Clarín, o el Grupo UNO sino que se avanzó sobre la tan necesitada “nueva ley de medios”.


Habría que explicar que las acciones emprendidas no son fruto de la improvisación, sino de un plan bien estructurado que recorre desde la elaboración de la propia ley hasta la puesta en marcha del plan de digitalización televisiva y la provisión gratuita en barrios carenciados y villas de emergencias de más de 3.000.000 de decodificadores de señal en forma gratuita.


Sumado esto, a la pretensión del lanzamiento en menos de un año de 20 canales de TV y la autorización sin restricciones de cientos de señales de radio en todo el país en manos de los denominados grupos sociales.


Por ello convendría alertar al ciudadano que el mundo entero está inmerso en un conflicto de extraordinarias proporciones en el que se disputa el verdadero interés bélico, el control de su pensamiento, y el gobierno Argentino no es ajeno. El dictador venezolano Hugo Chávez Frías
ya lo puso en práctica acallando las voces de la oposición.


En este orden de cosas podríamos afirmar que su cerebro está sometido a la lógica de Maquiavelo: "divide y reinarás": Cuando su mente se fragmenta con titulares desconectados entre sí, deja de analizar (qué, porqué y para qué de cada información) y se convierte en consumista de órdenes psicológicas direccionadas a través de consignas.


Los titulares y las imágenes son los misiles de última generación que las grandes cadenas mediáticas disparan con demoledora precisión sobre su cerebro convertido en teatro de operaciones de la Guerra de Cuarta Generación.


Aquí convendría agregar que hoy ya se comienza a utilizar el término de “guerrillero mediático”, y dentro de las organizaciones denominadas sociales direccionan sus objetivos hacia los grandes centros urbanos sede de empresas de radio, televisión y todo medio impreso o tecnológico que aspire a formar opinión.

Ya en el pasado nuestro guerrillero mayor (Ernesto Che Guevara) decía “El guerrillero es su vanguardia armada; el ejército lo constituyen todos los habitantes de una región o de un país. Esa es la razón de su fuerza, de su triunfo, a la larga o a la corta, sobre cualquier poder que trate de oprimirlo; es decir, la base y el substratum de la guerrilla está en el pueblo”

Extrapolando obviamente realidades y contextos, el Che propone dirigir todos los esfuerzos mediáticos del Gobierno Revolucionario a la formación del pueblo, su preparación, a desmontar las matrices mediáticas, a darle herramientas de comprensión y análisis de contenidos (preparar, organizar política e ideológicamente al pueblo)

Entonces podemos concluir que los Medios Públicos según esta visión moderna del poder de turno deben tener "Guerrilleros mediáticos", preparados, estudiosos, disciplinados, que se dediquen con sus respectivos equipos al contra ataque y a la ofensiva mediática.


Veamos lo que dice la doctrina

Guerra de Cuarta Generación es el término usado por los analistas y estrategas militares para describir la última fase de la guerra en la era de la tecnología informática y de las comunicaciones globalizadas.


Por lo tanto, a la Guerra de Cuarta Generación se la visualiza como una hipótesis de conflicto emergente de la pos-Guerra Fría, en tanto que algunos analistas relacionan su punto de partida histórico con los atentados terroristas del 11-S en EEUU.


En 1991, el profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén Martín Van Creveld publicó un libro titulado "La Transformación de la Guerra", que aportaría sustento intelectual a la teoría de la 4GW.


El autor sostiene que la guerra ha evolucionado hasta un punto en que la teoría de Clausewitz resulta inaplicable.


Van Creveld prevé que en el futuro las bases militares serán reemplazadas por escondites y depósitos, y el control de la población se efectuará mediante una mezcla de propaganda y terror.


Las fuerzas regulares se irán trasformando en algo diferente a lo que han sido tradicionalmente, señala Van Creveld. También prevé la desaparición de los principales sistemas de combate convencionales y su conversión en conflictos de baja intensidad (también llamados Guerras Asimétricas).


Tras los ataques terroristas del 11-S en EEUU, la Guerra de Cuarta Generación se complementa con el uso del "terrorismo mediatizado" como estrategia y sistema avanzado de manipulación y control social.



Se produce, por primera vez, el uso sistematizado del "terrorismo" (realizado por grupos operativos infiltrados en la sociedad civil) complementado con Operaciones Psicológicas Mediáticas orientadas al aprovechamiento social, político y militar del hecho "terrorista".


La "Guerra Contraterrorista" (una variante complementaria de la Guerra de Cuarta Generación) borra las fronteras tradicionales entre "frente amigo" y "frente enemigo" y sitúa como eje estratégico de disputa la guerra contra un enemigo universal invisible diseminado por todo el planeta: el terrorismo.


La lógica del "nuevo enemigo" de la humanidad, identificada con el terrorismo tras el 11-S, se articula operativamente a partir de la "Guerra Contraterrorista" que compensa la desaparición del "enemigo estratégico" del capitalismo en el campo internacional de la Guerra Fría: la Unión Soviética.


La "guerra inter-potencias" (o inter-países") expresada en la confrontación "Este-Oeste", desaparece con la Unión Soviética, y es sustituida, a partir del 11-S, por la "Guerra Contraterrorista" librada por todas las potencias y por el Imperio regente (EEUU) contra un sólo enemigo: el terrorismo "sin fronteras".


El desarrollo tecnológico e informático, la globalización del mensaje y las capacidades para influir en la opinión pública mundial, convertirán a la Guerra Psicológica Mediática en el arma estratégica dominante de la 4GW, en su variante "contraterrorista".


Las operaciones con unidades militares son sustituidas por operaciones con unidades mediáticas, y la acción psicológica con el "terror" sustituye a las armas en el teatro de la confrontación.


De esta manera, y a partir del 11-S norteamericano, la "Guerra Contraterrorista" y la "Guerra Psicológica", conforman las dos columnas estratégicas que sostienen a la Guerra de Cuarta Generación, con los medios de comunicación convertidos en los nuevos ejércitos de
conquista.


En la definición conceptual actual, la columna vertebral de la Guerra de Cuarta Generación se enmarca dentro del concepto de "guerra psicológica", o "guerra sin fusiles", que fue acuñado, por primera vez, en los manuales de estrategia militar de la década del setenta.


Los ejércitos militares, son sustituidos por grupos operativos descentralizados especialistas en insurgencia y contrainsurgencia, y por expertos en comunicación y psicología de masas.


El desarrollo tecnológico e informático de la era de las comunicaciones, la globalización del mensaje y las capacidades para influir en la opinión pública mundial, convertirán a las operaciones de acción psicológica mediática en el arma estratégica dominante del la 4GW.


Como en la guerra militar, un plan de guerra psicológica está destinado a: aniquilar, controlar o asimilar al enemigo.


A diferencia de la Guerra Convencional, la Guerra de Cuarta Generación no se desarrolla en teatros de operaciones visibles.


No hay frentes de batalla con elementos materiales: la guerra se desarrolla en escenarios combinados, sin orden aparente y sin líneas visibles de combate, los nuevos soldados no usan uniforme y se mimetizan con los civiles.


Ya no existen los elementos de la acción militar clásica: grandes unidades de combate (tanques, aviones, soldados, frentes, líneas de comunicación, retaguardia, etc.).


Las bases de planificación militar son sustituidas por pequeños centros de comando y planificación clandestinos, desde donde se diseñan las modernas operaciones tácticas y estratégicas.


Las grandes batallas son sustituidas por pequeños conflictos localizados, con violencia social extrema, y sin orden aparente de continuidad.


Las grandes fuerzas militares son sustituidas por pequeños grupos operativos (Unidades de Guerra Psicológica) dotados de gran movilidad y de tecnología de última generación, cuya función es detonar desenlaces sociales y políticos mediante operaciones de guerra psicológica.


Las unidades de Guerra Psicológica son complementadas por Grupos Operativos, infiltrados en la población civil con la misión de detonar hechos de violencia y conflictos sociales.


Las tácticas y estrategias militares, son sustituidas por tácticas y estrategias de control social, mediante la manipulación informativa y la acción psicológica orientada a direccionar conducta social masiva.


Los blancos ya no son físicos (como en el orden militar tradicional) sino psicológicos y sociales. El objetivo ya no apunta a la destrucción de elementos materiales (bases militares, soldados, infraestructuras civiles, etc.), sino al control del cerebro humano.


Las grandes unidades militares (barcos, aviones, tanques, submarinos, etc.) son sustituidas por un gran aparato mediático compuesto por las grandes redacciones y estudios de radio y televisión.


El bombardeo militar es sustituido por el bombardeo mediático: Las consignas y las imágenes sustituyen a las bombas, misiles y proyectiles del campo militar.
El objetivo estratégico ya no es el apoderamiento y control de áreas físicas (poblaciones, territorios, et) sino el apoderamiento y control de la conducta social masiva.


Las unidades tácticas de combate (operadores de la guerra psicológica) ya no disparan balas sino consignas direccionadas a conseguir un objetivo de control y manipulación de conducta social masiva.


Los tanques, fusiles y aviones son sustituidos por los medios de comunicación (los ejércitos de cuarta generación) y las operaciones psicológicas se constituyen en el arma estratégica y operacional dominante.


En la Guerra sin Fusiles, la Guerra de Cuarta Generación (también llamada Guerra Asimétrica), el campo de batalla ya no está en el exterior, sino dentro de su cabeza.


Las operaciones ya no se trazan a partir de la colonización militar para controlar un territorio, sino a partir de la colonización mental para controlar una sociedad.


Los soldados de la 4GW ya no son militares, sino expertos comunicacionales en insurgencia y contrainsurgencia, que sustituyen a las operaciones militares por las operaciones psicológicas.


Las balas militares son sustituidas por consignas mediáticas que no destruyen su cuerpo, sino que anulan su capacidad cerebral de decidir por usted mismo.


Los bombardeos mediáticos no operan sobre su inteligencia, sino sobre su psicología: no manipulan su conciencia sino sus deseos y temores inconscientes.


Todos los días, durante las 24 horas, hay un ejército invisible que apunta a su cabeza: no utiliza tanques, aviones ni submarinos, sino información direccionada y manipulada por medio de imágenes y titulares.


Los guerreros psicológicos no quieren que usted piense información, sino que usted consuma información: noticias, títulos, imágenes, que excitan sus sentidos, modificando actitudes y conductas 0 exalten su curiosidad, sin conexión entre sí.

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