jueves, 18 de junio de 2009

SÉPTIMA PARTE DE LA PUBLICACIÓN





EL LIBRO DE




FABIAN SPOLLANSKY


LA MAFIA JUDIA EN LA ARGENTINA

(De la maravillosa Colección Grandes Ases del Choreo)



GUILLERMO HARTENECK

Guillermo Harteneck: Tal como lo denunció el diputado socialista Alfredo Bravo en su momento, hubo un importante partícipe necesario: el entonces presidente de la Comisión Nacional de Valores, el judío Guillermo Harteneck, quien además de disponer de esa posición de poder, que es ejercer poder de policía para evaluar la genuinidad del valor de los papeles operados en Bolsa, era uno de los socios de la consultora Harteneck, López y compañía, que certificaba los balances del BHSA. Harteneck había sido auditor externo, contador certificante y presidente de la CNV simultáneamente, en flagrante incompatibilidad, por cuanto en este último cargo se desempeñó desde el 28 de marzo de 1994 hasta el 30 de junio del 2000. Harteneck violaba la ley 17.811 (ley de la CNV), que en su artículo 20 dice: El presidente no podrá desempeñar otra actividad remunerada, salvo la docencia y comisiones de estudio. Uno de los miembros del estudio Harteneck, López y Compañía, el israelita Rubén Osvaldo Mosi, contador, fue auditor externo del BHSA. Pero además, Mosi pertenecía a las siguientes empresas de la mafia Elsztain:

a. BHN Inmobiliaria SA, como síndico titular.

b. BHN-VENDOME ROME SA, como síndico titular.

c. BHN-VR SOMIF SA, como síndico suplente.

d. BHN- VR Empresas SA, como síndico suplente.

e. BHN Sociedad de Inversión, como síndico suplente.

f. BHN Seguros Generales SA, como Síndico.

El circunciso Mosi fue además síndico titular del BACS (Banco de Crédito y Securitización SA). El síndico suplente de esta entidad fue otro judío, el contador Gustavo Ariel Vidán, socio del estudio de Harteneck.


MARIO BLEJER: EL HOMBRE QUE FUE EXPULSADO DE SU PROPIO APELLIDO

Mario Blejer: no creo que exista en la historia algo semejante. ¿Cómo tiene que ser de mala persona un individuo para que se lo expulse de su propio apellido? El hecho ha ocurrido, y el individuo es Mario Blejer.

Ana Laura Blejer, hija de quien fuera ministro de trabajo del criptojudío Arturo Frondizi a fines de los años cincuenta, decidió expulsar a Blejer de lo que ella llama la blejeritud:


Váyase de mi apellido –le dice-. Lo expulso. Simplemente no lo merece (...) Los Blejer somos originalmente de Odessa, llegamos al país a fines del siglo 19 y fuimos los gauchos judíos que nos afincamos en Entre Ríos, Santa Fé y Córdoba (los Blejer son oriundos de Basabilbaso, al sur de Entre Ríos, como los Dubinsky, Voloj, Bercovich, muchos de los de estas camadas de israelitas fueron dirigentes sionistas de fuste: así, por lo menos, han quedado registrados en las boletas de las elecciones de la DAIA y AMIA de los años ’60 en adelante).

Fuimos corridos de la Rusia zarista –sigue Ana Laura con su catilinaria-, por nuestra condición de judíos y vinimos a trabajar esta tierra, la tierra prometida de la libertad, la paz, el trabajo, la dignidad, los derechos humanos. Sembramos noches de tierra fértil con hijos que aprendieron a tomar mate y olvidaron el ruso. (...) Los Blejer parimos profesionales que abandonaron la tierra y trabajaron el campo político, cultural, social. Los Blejer hicimos patria adentro y afuera de la patria. Ana Laura agregaba en su carta a un diario porteño: Somos de los tantos que creemos en lo mejor del ser humano y trabajamos por ello en nuestras múltiples diferencias (...) sufrir el exilio político y económico. Y eso dio como resultado que hoy estemos desparramados por los siete mares. (...) La blejeritud -sostiene- es algo así como esa condición de argentino de bien, que le entrega a esta tierra lo mejor que tiene, que la elige como patria, que jamás la traiciona. Los Blejer no generamos ni hambruna, ni desilusión, ni desolación.

Los Blejer sembramos colores, poesías, maíz, libros, ideas, hijos, trabajo, amigos. (...) La familia no se elige –dice más adelante-, o no siempre se elige, pero sí puede repudiarse (...) ¿Por qué renegar de mi apellido? –se pregunta Ana Laura-.En realidad quien debe abandonar la blejeridad es él (Mario Blejer, el ex Presidente del Banco de Inglaterra y padre putativo de Martín Lousteau en Londres) y no yo. Entonces, que se vaya, que abandone lo que no sabe usar, lo que no es. Soy Blejer con honor y orgullo. Y es la primera vez que vaya salir en defensa de mis viejos, de mis pares y mis menores. Reivindico mi múltiple condición difícil: soy argentina, judía, de izquierda (prácticamente todos los judíos Blejer han sido y, por lo que se ve, son de izquierda), mujer y me llamo Ana Laura Blejer (...) porque se trata de temas públicos, hombres públicos, prejuicios comunes. Y mi apellido personal, mi identidad puede ampliarse a todos los compatriotas que sienten que no son merecedores de tamaña carga.

Mario Blejer fue el artífice de: [Ana Laura Blejer, está casa con un individuo de apellido Villanueva que ella misma trata de goim (nombre que los judíos dan a los cristianos, y quiere decir animales o bestias); el padre de Ana Laura, David Blejer, fue el primer Ministro judío que nombró el criptojudío Arturo Fondizi en 1958; su bisabuelo Moisés Aarón Blejer es fundador de la primera cooperativa de Basabilbaso; dicen que su abuelo Gregorio Blejer, hacía de filósofo; es sobrina del otro Gregorio Blejer fundador de una escuela psicoanalítica] (Página 12, 28 de abril del 2002).

Fuente: EDICIONES DEL MUY ILUSTRE RESTAURADOR.

Un envío de : Marcos Mario Eberle Patterson.

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