El Santo Padre y mi superior, el obispo Bernard Fellay, han pedido que reconsidere las declaraciones que hice en un canal de televisión de Suecia hace cuatro meses, pues sus consecuencias han sido muy fuertes.
Observando estas consecuencias, puedo decir verdaderamente que lamento el haber hecho estas declaraciones, y que si hubiera sabido con antelación todo el daño y las heridas que han provocado, especialmente a la Iglesia, pero también a los supervivientes y seres queridos de las víctimas de injusticia bajo el Tercer Reich, no las hubiera hecho.
En la televisión sueca sólo di una opinión ("Creo que...", "Creo que...") de una persona que no es historiador, una opinión formada hace veinte años en virtud de los datos que entonces estaban disponibles, y que desde entonces había expresado raramente en público. De todos modos, los eventos de las últimas semanas y el consejo de miembros de la Fraternidad de San Pío X me han persuadido de mi responsabilidad por tanta angustia causada. A todas las almas que quedaron honestamente escandalizadas por lo que dije, ante Dios, les pido perdón.
Como dijo el Santo Padre, todo acto de injusta violencia contra un hombre hiere a todo el género humano.
Richard Williamson,Londres, 26 de febrero de 2009
Traducción del inglés realizada por Jesús Colina
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